¿Vos sabés de qué murió tu mamá?
En la Frontera
Texto y fotografía: Javier Gramuglia¹
En ciertas ocasiones, las fotos funcionan como restos arqueológicos a partir de los que podemos reconstruir historias. Tengo una foto en la que estoy en el largo pasillo de mi casa de la infancia, de la mano con mi mamá, saliendo hacia mi primer día de escuela: el guardapolvo blanco impecable, el peinado a lo Gardel.
Dice John Berger que la fotografía puede funcionar como un sustituto de la memoria social y ayudar a reconstruirla, pero también puede contribuir definitivamente a la atrofia de esa memoria. Una fotografía descontextualizada puede transformar una historia en un mero espectáculo. Cuando se pierde la memoria, se pierde la continuidad del significado y el juicio.
La mañana del 10 de agosto de 1989 hacía frío en Buenos Aires. Mi papá llegó a la casa solo. Recorrió ese largo pasillo de la foto hasta el final. Abrió la puerta de madera del PH, atravesó el patio de baldosas y entró a la habitación donde dormíamos con mi hermano. En ese momento yo tenía once años, y mi hermano, seis. Nos despertó y nos sentó en la cama. Con los ojos cargados y entre sollozos nos dijo: «A mamá la operaron ayer por una infección en el corazón. Le pusieron una válvula, pero el corazón no resistió… Se murió… ahora la pusimos en una cajita para despedirla».
A partir de allí, sobrevinieron años oscuros, dominados por el silencio y la introspección. La imposibilidad de comprender por qué mi mamá ya no estaba más. Fueron días de buscar refugio ilusorio en los libros y la música, cuando no había refugio posible.
Cinco años después, me encontraba cenando en la casa de mis abuelos. En la televisión discutían acerca de la legalización del aborto. Expresé que no estaba seguro acerca de mi posición. Fue entonces cuando mi tío me preguntó: «¿Vos sabés de qué murió tu mamá?»
Esa noche, al regresar a mi casa, mi padre nos convocó a mi hermano y a mí, como un déjà vu de aquella primera conversación. «No quiero ser madre de nuevo. Éste es mi cuerpo» fueron las palabras que mi mamá le había dicho en aquel invierno de 1989. La interrupción voluntaria del embarazo era ilegal en Argentina y mi madre se vio obligada a recurrir a una clínica clandestina. La infección en el corazón que le provocó la muerte fue la consecuencia de esa intervención realizada en condiciones inseguras.
El año siguiente a su fallecimiento, en 1990, el V Encuentro Feminista de América Latina y el Caribe, en la pequeña ciudad balnearia de San Bernardo, muy cerca de donde veraneábamos todos los años, propuso el 28 de septiembre como el Día de la Lucha por la Legalización del Aborto en América Latina.
Para mí, tendrían que pasar más de dos décadas para que en el 2015 la irrupción masiva del movimiento feminista en torno a la consigna «Ni una menos» me libere de lo inefable y me permita sentir la necesidad de hablar de mi experiencia personal como un acto de manifestación política. Así es como comienzo a trabajar en el fotolibro Clara Mabel, que es el inicio de un proyecto artístico transmedia, pensado como una herramienta para recuperar las fotografías de mi álbum familiar, resignificarlas con el objetivo de reconstruir la historia de mi madre, y poner en evidencia los efectos que la prohibición del aborto causa en la sociedad, que se expanden más allá de la víctima directa, y afectan de forma definitiva la vida de todo su entorno social. León Ferrari decía que para decir algo revolucionario había que decirlo con palabras nuevas. Tiene que cambiar la forma para que no muera la idea, porque el lugar común anula la fuerza del mensaje.
Finalmente, en la madrugada histórica del 30 de diciembre de 2020, el reclamo sostenido durante años y las movilizaciones masivas impulsadas por el movimiento feminista lograron que el Estado argentino reconozca el derecho de las personas gestantes a decidir sobre su propio cuerpo.
Mientras tanto, en la mayoría de los países de Latinoamérica, África, y ahora también en muchas regiones de Estados Unidos, la interrupción voluntaria del embarazo continúa siendo ilegal y cientos de mujeres, como mi madre, pierden la vida cada año por abortos inseguros realizados en la clandestinidad.
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¹ Soy fotógrafo, artista visual y docente de la Licenciatura en Fotografía de la Universidad Nacional de San Martín (UNSAM). Participé en numerosas exposiciones colectivas e individuales entre las que se destaca la exposición de una de mis fotografías de la serie «Sin pan y sin trabajo / La cultura no se achica» en el Museo Nacional de Bellas Artes en 2016. En el año 2019 autoedité el libro de fotografías y textos Línea Roja. A principios de 2021, publiqué el fotolibro Clara Mabel, de amplia difusión nacional en internacional. En 2022, mi trabajo fue seleccionado para ser expuesto en la Bienal de Fotografía Documental de Tucumán, en el premio AAMEEC del Museo Caraffa (Córdoba) y en Santiago Foto (Santiago de Chile). En 2023, fui seleccionado para exponer en el festival San José Foto, en Uruguay.
an der Grenze
Hablando de barrio en la frontera
Texto por Raquel Cremonesi Rippa¹
Fotografía Virginia Mesías
La Brigada China María surge de la Asamblea Permanente de Mujeres, Lesbianas, Trans y no binaries de Paysandú. La asamblea es abierta y autoconvocada para la organización del 8 de Marzo de cada año en nuestra ciudad. Funciona como red frente a situaciones que afectan a mujeres y disidencias a nivel local, realiza acompañamiento, escucha y asesoramiento en situaciones de violencia. En abril de 2021, se presenta una situación de una madre con dos niñes en situación de calle por huir de una relación violenta. Consultamos a las diferentes instituciones sobre algún refugio o acogida para madres víctimas de violencia de género, pero no obtuvimos respuesta.
Además, nuestro departamento es uno de los más golpeados por la desocupación y el trabajo informal, precarización laboral que afecta a toda la población, pero mayoritariamente a las mujeres. Al ser límite fronterizo con la ciudad de Colón (Entre Ríos) las personas que más sufren del desempleo y con bajos ingresos abaratan su canasta cruzando el puente Paysandú-Colón, para comprar alimentos.
Paysandú cuenta con un refugio para mayores de 18 años, donde no se aceptan niñes, por tanto, una mujer que decide salir de un vínculo violento con sus hijes, debe ingresar a los menores en INAU para ella poder acceder al refugio. La Intendencia de Paysandú contaba con una casa para casos de violencia de género, (para casos de riesgo de vida con orden judicial) pero no funciona más. El 4 de junio de 2021, como Asamblea, nos reunimos con la Directora de Inmujeres, Mónica Bottero, quien nos plantea que un proyecto de estas características era inviable debido al costo en recursos humanos y que era muy difícil lograr la transitoriedad de las mujeres que accedían a estos dispositivos. Sostuvo que la infraestructura no era el mayor impedimento.
Decidimos conformar la Brigada, luego de varios meses de trabajo, accedimos a una casa en estado de abandono, logramos hacerla habitable a base de beneficios. Realizamos un arduo recorrido por varios barrios de Paysandú, también a través del boca a boca. Es así que dimos con ella, se realizaron entrevistas a los vecinos para conocer las características de quién era la casa, cómo podíamos contactar algún familiar, nos contaron quiénes vivieron allí, cuánto tiempo hacia que estaba deshabitada. Los problemas que les provocaban esta situación ya que no existía un mantenimiento de la misma. El barrio es un poco alejado del centro pero con buena accesibilidad a centros educativos, líneas de ómnibus, comercios. Lo fundamental para nuestra causa es que la zona es tranquila y la calle es poco transitada. El vínculo con los vecinos pasó por varios momentos. Cuando recién llegamos fuimos bien recibidas, luego se tensó cuando se enteraron de cómo habíamos accedido a la casa. No pasó a mayores. Las mujeres y niñeces que han pasado por allí ya se los ganaron y ahora todo funciona en armonía. Se ayudan mutuamente. Desde el inicio se conversa sobre las pautas de convivencia dentro del hogar, pero también el vínculo con los vecinos. La importancia del respeto de los horarios, evitar hacer ruidos molestos, en Paysandú la siesta es sagrada y sobre todo en el caluroso verano, por lo que hacemos énfasis en esos aspecto para la buena convivencia.
La Brigada también busca abordar el acompañamiento de forma integral, brindando sostén psicológico, asesoramiento legal y tender redes en temas como: salud, alimentación, educación, trámites, acceso a beneficios sociales, documentación, haciendo conexiones interinstitucionales a los efectos de atender las diferentes carencias.
Ante la falta de empleo y precarización laboral, se crea La Cocina de la China, emprendimiento de las mujeres que viven allí para tener su sustento, para lo que se impulsan las gestiones de carnet de manipulación de alimentos. No contamos con la colaboración del Estado, la financiación es a través de la autogestión realizada a base de beneficios: venta de rifas, de ravioles, bonos de colaboración, eventos culturales para abonar la luz, el agua y las reparaciones de la casa, también recibimos donaciones por parte de la comunidad.
Este proyecto tiene un año y nueve meses de ejecución. Han pasado hasta el momento dieciséis mujeres, diecinueve infancias, y tres adolescentes, que resuelven transitoriamente la situación de calle. El objetivo de este proyecto es evitar la situación de desamparo, vulneración de derechos y situación de calle de mujeres con infancias que deciden salvaguardar el bien más preciado: la vida. Lo hemos logrado acompañando, tejiendo redes y estimulando el empoderamiento en la búsqueda de autonomía y calidad de vida.
Lamentablemente, estamos ante una urgencia. El 1. ° de junio de 2023 vence el comodato que firmamos. Necesitamos firmar otro comodato, ya sea con instituciones públicas o privados que tengan una casa deshabitada, para poder continuar con nuestro proyecto que deja en evidencia una carencia del Estado. Estamos asesorándonos para gestionar la personería jurídica, que nos amplía los horizontes, trámite complejo que excede la urgencia. Inmuebles deshabitados y el compromiso de mujeres y disidencias demuestran que sí es posible dar una respuesta a madres y sus hijes víctimas de violencia.
La Brigada China María necesita una casa para poder continuar desarrollando este proyecto.
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¹ Raquel Cremonesi Rippa nació en 1970 (53 años). Es feminista, madre de dos hijes de 16 y 26 años. Es médica familiar y comunitaria y es defensora de la salud y de la educación públicas.
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¿Vamos a seguir calladas?
Texto por Silvia ARCE VILLALOBOS¹
Fotografía por Alex Molina
El pasado mes de enero Jacinda Ardern anunció su dimisión como primera ministra de Nueva Zelanda. Me acuerdo de su rueda de prensa con la primera ministra finlandesa, Sanna Marin. Un periodista se atrevió a preguntar: "¿Se reúnen ustedes porque tienen la misma edad y muchas cosas en común o podemos esperar acuerdos?".
Al día siguiente del anuncio de Ardern, Emmanuel Macron y Pedro Sánchez firmaban un gran acuerdo de cooperación entre Francia y España. Nadie les preguntó por qué se reunían. Las mujeres nos reunimos porque sí, para hablar de “nuestras” cosas de mujeres. Los hombres se reúnen para tratar lo importante.
Da igual la posición que ocupes, primera ministra, reina, ejecutiva, jefa, empleada, becaria…siempre seremos mujeres y si preguntamos, todas hemos sufrido alguna experiencia de desigualdad por el hecho de serlo.
He tenido la suerte de trabajar siempre en entornos laborales feminizados, pero no por ello exentos de machismo. Obviando la brecha salarial, hay dos aspectos clave que creo que marcan la vida laboral de una mujer, podríamos decir la vida con mayúsculas: el aspecto físico y la falta de sororidad.
Este último quizás sea el más controvertido. Últimamente parece que vivimos en un mundo de fantasía y arcoíris en el que las mujeres nos apoyamos las unas a las otras, nunca nos criticamos, nos ayudamos y somos seres de luz. Nada más lejos de la realidad. Las mujeres somos humanas y nos han programado desde que nacemos para competir, y encima competir entre nosotras. Competir por el cariño, la atención, el reconocimiento, la belleza. Competir desde el jardín de infancia, en el colegio, en el instituto, en la universidad. Es lógico que vayamos pisándonos cada vez que tenemos oportunidad y que siempre juzguemos a las mujeres que han llegado alto. Será por su físico, por su padre, por enchufe, o lo habitual…por zorra. Aterrizamos al entorno laboral con la competitividad por las nubes, herencia del sistema capitalista, y potenciado por el patriarcado, y aupado gracias a la industria cultural que consumimos desde que tenemos uso de razón.
El siguiente aspecto, el físico, lo vertebra todo. Da igual si tu trabajo solo depende de tu cabeza, siempre habrá alguien ahí para juzgar tu apariencia. Da igual lo arreglada o casual que vayas, lo delgada o guapa que seas. Siempre vivirás batallas con el cuerpo, la autoestima y el peso (literal y figurado) que conlleva ser mujer. Aunque cueste creerlo todavía hay miles de ofertas de empleo hoy con el requisito “con buena presencia”. Todavía los uniformes masculinos y femeninos siguen siendo diferentes, desde la escuela hasta las azafatas de los aviones. Ya no hablemos de los tacones y el maquillaje. Desde el Festival de Cannes que obliga a las mejores actrices del mundo a calzarse unos stilettos a los comentarios por la vestimenta de Hilary Clinton. Siempre lo primero que se juzga de una mujer es el aspecto físico, da igual lo que digas o hagas. Desde que tengo memoria llevo aguantando comentarios sobre el largo de mi falda o lo bien que me queda un vestido. ¿Disculpa? Capítulo aparte merece la infantilización y el paternalismo derivado del aspecto físico, únicamente por el hecho de ser mujer. Me han llegado a decir que me pinte los labios y me ponga un traje para una reunión porque si no van a pensar que mandan a una junior. Hombres sorprendidos por mi edad y apariencia, tras miles de llamadas telefónicas y proyectos exitosos y rentables. ¿A cuántas les han preguntado dónde estaba su jefe cuando la jefa era ella? Podemos llamarlo micromachismos, pero el menosprecio, las interrupciones, el mansplaining, la condescendencia, agotan y mucho.
Este Black Friday explotó en España una huelga de las dependientas de Inditex, el mayor gigante textil del mundo, y se supo que a estas empleadas se las conoce en la empresa como “las niñas”. Y podría pensarse que Inditex podría ser una empresa feminista, con sus mensajes de empoderamiento en camisetas y la compañía dirigida por otra mujer, Marta Ortega. Una de las reivindicaciones de estas mujeres es simplemente equiparar sus ventajas con las que ya disfrutan el personal de logística, fábrica y centrales, en su mayoría hombres. Las mujeres trabajadoras sufren dos veces, por mujeres y por trabajadoras. Y que la batalla está en la igualdad de condiciones y oportunidades. En el respeto y la dignidad.
Todo esto nos lleva a decir que hay un problema en nuestro entorno laboral. ¿Qué decimos? ¿Qué hacemos? Ya se sabe que las mujeres hemos sido educadas para ser sumisas, para obedecer, para tener este empleo precario, para no pedir un aumento, en definitiva, para trabajar sin que sea lo más importante, porque ya se sabe que a lo que aspiramos es al amor romántico, al matrimonio, a la maternidad, la más noble y santa de todas las metas de la mujer. ¿Vamos a seguir calladas?
Es necesario colectivizar nuestras emociones porque son lo que nos une, lo que nos hace iguales, lo que rompe la brecha socioeconómica: el dolor de regla de cualquier CEO puede ser igual de doloroso que el de la trabajadora del Starbucks.
Deberíamos poder hablar de nuestras emociones, de nuestros miedos, de nuestras experiencias, de nuestras necesidades. Es vital y sanador, aunque siempre se haya percibido como vergonzoso e improcedente en los entornos laborales. Y ahí sigue, esa brecha entre lo que vivimos unas y lo que ven los otros.
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¹ Licenciada en Periodismo por la Universidad Camilo José Cela y con un Executive Program en Marketing Digital por The Valley Digital Business School. Con una sólida carrera profesional vinculada al ámbito de la comunicación y las Relaciones Públicas, Ana ha trabajado en agencias de comunicación como Equipo Singular o Pelonio, y prensa como GQ, Vanity Fair o Yo Dona. Desde 2015, trabaja en Trescom, en la ejecución y desarrollo de la estrategia de comunicación de clientes como Nike, Nintendo, J&B y Adecco.
Nuestro nombre como lindero del deseo
Texto por Silvia ARCE VILLALOBOS¹
Fotografía por Alex Molina
De cuyo nombre no puedo olvidarme es un monólogo de la destacada directora teatral y escritora costarricense María Bonilla. Este sugerente título parafrasea el memorable inicio de la obra cervantina El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha, de la cual se extrae el entrañable personaje de Aldonza Lorenzo (imaginada por don Quijote, como Dulcinea del Toboso). Este monólogo llegó a mis manos hace algunos años y el hecho de que abordara al que para mí es uno de los más hermosos personajes del Quijote se convirtió en un auténtico regalo. Lo más mágico que puede pasarle a una actriz es encontrarse con un personaje que la ponga a dudar, a pensar: a desear. Finalmente, en 2022, le presté mi piel a Aldonza para nacer en escena. Y ella me prestó su nombre.
Primero pensé en el reto artístico de abrazar la piel de esta mujer que ha sido creada varias veces: por la pluma de Cervantes, en primera instancia; en la imaginación del noble caballero andante después. Pero esta vez no se trata de Dulcinea, dama de belleza sin par, sino de Aldonza Lorenzo, de la mujer sudorosa que labra el campo y tiene callos en las manos y en el corazón. Esta vez, a Aldonza la creó otra mujer, con una mirada cómplice y solidaria desde el interior de una casa donde siempre hay mucho que hacer, mucho que recordar. Así, podemos adentrarnos en la esencia de un ser (más allá de ser un personaje) que piensa, y que, desde la memoria, se nombra.
Aldonza tiene una voz contundente, que no ha sido escuchada porque ha sido soterrada por otros, y por los ideales que esos otros han construido a su alrededor. Aldonza ahora habla de ella, de su deseo. Sus recuerdos la reviven y, entonces, es capaz de traer a su incierto presente la verdad de sus emociones. Y es que, en esta obra, la memoria es fundamental, es la que sostiene al personaje en todo momento: la memoria de sus vicisitudes, de su juventud, de lo que cree haber escuchado o aprendido; pero, sobre todo, la memoria de su propio nombre: «Aldonza Lorenzo». Así la llamó su madre, quien siempre supo que lo más importante era defenderse, como versa el texto: «Del mundo, de los hombres, de estos tiempos»² (que son todos los tiempos).
Sin embargo, hubo una vez (siempre bordeamos esa vez) en que el recuerdo la abraza y la abrasa. No es el recuerdo del caballero que la ha idealizado. No. Recuerda una tarde, una plaza, un trovador que canta sobre pueblos, ciudades grandes: «Ser libre ir de pueblo en pueblo, sin rumbo, por caminos nuevos…»³ Y entonces ella es quien quiere ser. En ese momento detenido en el tiempo sabe exactamente lo que es sentirse libre, la seduce la música, la voz del trovador y, sobre todo, las palabras que salen de su canción. Baila, mueve su falda, abre sus brazos, sigue con la mirada los sonidos de esa voz y tiene una certeza. Desea eso. Desea irse, fugarse a esos lugares dibujados por aquella música.
Y quiso hacerlo, pero no lo hizo:
Toda la noche pensé en irme con él. ¡No sé por qué no lo hice! No fue miedo. Fue, tal vez, la voz de mi madre, la voz de las monjas, la voz de todos: «una mujer no está hecha para travesías, para aventuras. No está hecha para la libertad, la dignidad, el deseo, el compromiso, el riesgo, el sexo, el erotismo, los celos, el encantamiento, la visión mágica, la locura, la tragedia y la venganza, no. Está hecha para… ¿para qué estará hecha una mujer?⁴
Y, con un golpe de realidad, se da cuenta que su deseo ha estado supeditado a los deseos de otros, a lo que escuchó y dio por un hecho, y comprende que es momento de buscar en el único sitio seguro que tiene: su propio nombre, su propia voz. Este monólogo nos plantea la urgencia de volver a nosotras: «No quiero un hombre. Ni más trabajo. Ni telas para bordar, ni oro para mis orejas. Tampoco quiero más comida. Ni un castillo. Ni siquiera un hijo. Me gusta el silencio de este techo»⁵. En el deseo profundo de Aldonza, quizás no hay caballeros andantes que la salven, o trovadores que le prometan caminos de libertad. Quizás nosotras, como ella, podremos encontrar en la intimidad de nuestro nombre la esencia de quiénes somos, de nuestro deseo, y así lo diremos en voz alta cuando la historia pregunte.
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¹ Silvia Arce Villalobos es actriz y directora profesional de teatro graduada de las carreras de Artes Dramáticas y Filología Española de la Universidad de Costa Rica. Logra amalgamar sus dos pasiones en la docencia —disciplina en la que obtiene su maestría y labor que desempeña desde hace más de una década— en el Centro de Estudios Generales de la Universidad Nacional (Humanidades). Desde 2005, aproximadamente, ha participado en múltiples montajes en el ámbito institucional, comunitario e independiente. En el 2014, se hace acreedora del Premio Nacional de Teatro por la calidad artística de las puestas en escena del grupo de teatro profesional que fundó en 2011, y del cual es directora artística hasta la fecha: La Maga Teatro. También es la fundadora y directora de un grupo comunitario de teatro llamado Los Cronopios, con quienes ha montado obras de grandes autores y autoras del teatro universal. Su enorme amor por la literatura, el teatro y la docencia la ha llevado a compartir obras teatrales, charlas, ponencias y cursos en Costa Rica, Uruguay, Argentina y Cuba, y conocer a estudiantes de diversas latitudes gracias a las tecnologías en línea.
²Bonilla, María. De cuyo nombre no puedo olvidarme. Estucurú. 2022, p. 23.
³ Ibid., p. 26.
⁴ Ibid., p. 27.
⁵ Ibid., p. 31.
Performance política feminista
para aparecer en nuestra territoria
Texto por Jazmín Ra¹
Fotografía por Niebla
En la actualidad, los movimientos sociales feministas y disidentes han utilizado la performance como una práctica que va más allá del nicho del arte, adquiriendo relevancia política al ingresar contenido del contexto sociocultural y la experiencia vivencial de las sujetas que habitamos dichos contextos, movilizando así los significados que nos representan (Fernández y Escobar, 2006).
En cada época y en cada país, las performistas enfatizan y abordan estos tópicos de acuerdo a circunstancias concretas. Pero dentro de esta multiplicidad saltan a la vista las coincidencias que están marcadas por el espíritu de los tiempos, que rebasan fronteras y lenguajes (Alcázar, 2008, p. 332).
De esta manera, se ha comenzado a reformular la estructura de sentido, para que las categorías con las que las sujetas significamos nuestras condiciones materiales de producción de la vida y elaboración de la memoria puedan aparecer (Luna, 2007, Butler, 2015)., haciendo visibles temáticas que muchas veces quedaban en la esfera de lo privado (Pateman, 1988) o incluso en el ámbito de lo traumático, de lo que no ha podido ingresar al registro de comprensión y representatividad sociocultural (Tubert, 2010).
En el escenario local, existe una pluralidad de feminismos que ponen de relieve en sus diversas posturas, una expansión discursiva de la acción política que hemos ganado las mujeres y las disidencias del sistema sexo-género (Luna, 2007). En la performance latinoamericana esto se materializada revelando la pluralidad de contenidos, metodologías y enfoques que se adaptan para abordar una diversidad de temáticas, tales como: «La discriminación, el sexismo, la religión, el amor, la represión sexual, la marginalidad, el dolor, la identidad, los sueños, el racismo, la muerte y el arte mismo» (Alcazár, 2008, p.332).
Para la teórica de los estudios de performance Diana Taylor (2011) la performance funciona como un «lente epistemológico», capaz de generar un archivo y un repertorio cultural, en el que «las performances operan como actos vitales de transferencia, al transmitir saber social, memoria y un sentido de identidad, a través de acciones reiteradas (p. 34)». Convirtiéndose de esta manera en un «discurso encarnado» en donde el repertorio cultural se lleva y se transmite desde la cuerpa (Taylor, 2011).
Es por ello que, en el contexto chileno y latinoaméricano, la performance ha cobrado marcada relevancia como forma de manifestación política, como un artivismo que ayuda a tramitar la falta de entendimiento ante el horror, especialmente cuando la memoria histórica oficialista, se construye de manera fragmentada, omitiendo las consecuencias de necropolíticas que han operado como forma de represión social y dominación. La performance aparece como un arte que franquea las barreras de la censura, para poder transmitir memoria a través de su imaginario. Particularmente en Chile tenemos como antecedente la vanguardia de arte durante la censura mediática de la dictadura militar (1973-1990). Allí aparecieron importantes obras de performance como Zonas de dolor de Diamela Eltit, La conquista de América de Las Yeguas del Apocalipsis e Intervención corporal del espacio público de Elías Adasme. Obras que destacan entre muchas otras, donde las corporalidades fueron el telón de denuncia. En Zonas de dolor, la artista encarna, con los brazos quemados y la lectura de su obra Lumpérica, la explotación que ocurría en espacios de comercio sexual, existente debido a la marginalidad, crisis y hambre que se vivía en la época. Limpiando acuclillada con agua y esponja la vereda de un prostíbulo olvidado en la periferia de Santiago.
También en la época se denuncian directamente los crímenes de lesa humanidad —torturas, desapariciones y muertes— que se estaban aplicando como doctrina del shock para reprimir a la población. En La conquista de América, Las Yeguas bailan la cueca solas, símbolo de duelo, juntas, pero con audífonos. Bailan a pies descalzos sobre vidrios de botellas de Coca-Cola ubicados en un mapa de América que se teñía de sangre real. Adasme, por su parte, se cuelga de cabeza semidesnudo, junto a un mapa de Chile en la estación de metro Salvador. Allí representó al pueblo chileno, herido y torturado. Por esta acción casi se lo llevan detenido.
En Latinoamérica, el discurso encarnado (Taylor 2015), es intenso y corporal, como la vida misma, dando cuenta de la violencia histórica que atraviesa a las cuerpas en esta territoria. Siendo la reiteración de un imaginario abyecto, el síntoma que aparece para recordar aquello que fue reprimido y tramitar el dolor psíquico de la memoria fragmentada; el síntoma en común de haber crecido en una cultura prohibitiva y castigadora.
Este síntoma se manifiesta en la praxis de la performance latinoamericana como una suerte de apertura del fuero interno; como una acción que adquiere directa eficacia simbólica, que zamarrea los escenarios sociales e instala en su hacer un cuestionamiento validado por la marcada investidura biográfica que las cuerpas performáticas acarrean. Dando un factor de realidad, que va más allá de la representación escénico-teatral, sino que, al contrario, da cuenta de una construcción profundamente arraigada en la cultura, que atraviesa, de manera estilizada, actos, gestos y significantes discursivos en las cuerpas (Butler, 1990).
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Referencias bibliográficas
¹ Artista de performance chilena. Es licenciada en artes plásticas y psicóloga postitulada en clínica psicoanalítica con especialización en género, formación académica realizada en Santiago, en la Universidad de Chile.
²Fernández, Roberto, Escobar, Marcia. «Performatividad, memoria y conmemoración: la experiencia de la marchaRearme en el Chile post-dictadorial». Forum: Qualitative social research. 2008, vol. 9, n. ° 2, art. 36. Recuperado de <http://www.qualitative-research.net/index.php/fqs/article/view/389/846>
³Alcázar, Josefina. Mujeres, cuerpo y performance en América Latina. Estudios sobre sexualidades en América Latina. Editado por Kathya Araujo y Mercedes Prieto. Quito, FLACSO, 2008.
⁴Luna, Lola. «Entre discursos y significados. Apuntes sobre el discurso feminista en América Latina. La manzana de la discordia», 2007. vol. 2, n. °. pp. 85-98. Seminario Interdisciplinar Mujeres y Sociedad (SIMS), Universidad de Barcelona. Recuperado de: <http://bdigital.unal.edu.co/48215/1/entrediscursosysignificados.pdf>
⁵Butler, Judith. Cuerpos aliados y lucha política: hacia una teoría performativa de la asamblea. Barcelona: Paidós, 2015.
⁶ Pateman, Carole. El contrato sexual. México: Anthropos, 1988.
⁷Tubert, Silvia. Psicoanálisis, feminismo y posmodernismo. 2010. Recuperado el 07 de agosto de 2022, de <https://www.iztacala.unam.mx/errancia/v17/PDFS_1/LITORALES%201%20PSICOANALISIS%20FEMINISMO.pdf>
⁸Taylor, Diana. Estudios de performance. Nueva York: Instituto Hemisférico de Performance y Política, 2011.
⁹El término artivismo proviene del híbrido de arte y activismo. Se trata de una forma de arte reivindicativa y de resistencia que suele ser llevada a cabo por personas o agrupaciones anónimas interesadas en la intención política de sus acciones.
10 Butler, Judith. El género en disputa. Barcelona: Paidós Ibérica, 1990.
¹¹Taylor, Diana. El archivo y el repertorio, La memoria cultural performática en las Américas. Chile: Ediciones Universidad Alberto Hurtado, 2016.
¹² Bey, Hakim. Los pasquines del anarquismo ontológico. 1985. Recuperado de <https://www.lahaine.org/pensamiento/bey_caos.htm>
¹³Goicovic, Igor S.A. La propaganda por los hechos en el movimiento anarquista chileno 1890-1910. Recuperado el 10 de marzo 2019, de < http://www.memoriachilena.gob.cl/602/w3-article-92161.html>
¹⁴FE.AS y L.I.L.A.S. (S.A). Taller de acción feminista. Recuperado el 03 de marzo de 2020, de <http://www.feministas.org/IMG/pdf/20-Taller_de_accion_feminista-FEAS-LILAS.pdf>
¹⁵Ortiz, Ma. Alejandra. Activismo posporno y subversiones normativas en el contexto argentino. 2018. Recuperado de <http://conti.derhuman.jus.gov.ar/2018/03/seminario/mesa_15/ortiz_mesa_15.pdf>
¹⁶Picazo, Luis Claudio, Retamal, Ma. Elena. Irrupción postfeminista en Chile a través de las artes visuales y performance. 2017. Recuperado de: <https://scielo.conicyt.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0718-23762017000200029>
¹⁷The Clinic Online (s. a.). De culto: Entrevista a Hija de Perra & Wincy en revista Fill. Recuperado el 20 de marzo de 2020, de: <https://www.theclinic.cl/2014/08/27/de-culto-entrevista-a-hija-de-perra-wincy-en-revista-fill/>
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Los legados de la eugenesia en la construcción de la belleza en Latinoamérica: una perspectiva interseccional
Texto por R. Sánchez-Rivera
Departamento de Sociología
Universidad de Cambridge
Fotografía S/A
Los preceptos de belleza siempre han sido dominados por ideas y prácticas normalizadoras que revuelven en la colonialidad del poder y constructos de género (Quijano, 2000; Lugones, 2008; 2007; 2010). Asimismo, la belleza tiene que ser analizada por medio de distintos ejes opresivos como, por ejemplo, procesos de racialización, clase, capacidad, gordofobia, entre otros.
Ideas y prácticas de normalización estadística y belleza convergen con la popularización del racismo científico en el siglo XIX (Davis, 2017). Estas ideas llegan y se desarrollan en Latinoamérica para adaptarse, producirse y malearse a su propio contexto (Stepan, 1991). Por ejemplo, luego de la revolución mexicana (en 1921) se crea el concurso ‘La India Bonita’ para cimentar ideas de belleza alrededor de construcciones mestizas sumamente exclusionarias y construir a la mujer indígena como «aceptable» para el mestizaje (Sánchez-Rivera, 2021; Samaniego, 2018; Samano Verdura, 2010; Zavala, 2006; Ruiz, 2001).
El mestizaje como proceso político de finales de siglo XIX y principios del siglo XX se cimenta como un proyecto nacional para homogenizar la «nación» en México así como otros países en Latinoamérica (López Beltrán, 2013). De esta manera la figura del mestizo se convierte casi en un sinónimo a ser mexicano o a la «mexicanidad» (Silva et al 2018). Estas lógicas mestizas (Moreno Figueroa, 2011) que provienen del mito de mezcla entre mujeres indígenas (La Malinche) y el hombre español (Hernán Cortés) tienden a invisibilizar a todos aquellos que caen fuera de estas categorías de cómo el mestizo aceptable se debe ver.
José Vasconcelos, en su libro seminal titulado La raza cósmica (1925), discute el proyecto estético de la nación. Aquí el argumenta que el desarrollo de la raza cósmica pasaría por tres procesos: la colonización, la ciencia, y la estética. En estos procesos, Vasconcelos hace alusión a cómo dentro del proceso estético los individuos no necesitarían de la ciencia para autorregular la reproducción ya que la estética (o quien es considerado bello o no) iba a ser el factor principal para el mejoramiento racial y el advenimiento de la raza cósmica. Dentro de este proyecto estético podemos observar los procesos de racialización del mestizaje, ya que el mestizaje que Vasconcelos creía idóneo tendía a excluir las ‘razas’ ‘amarillas’ y ‘negras’ (utilizando la taxonomía del momento) (Chang, 2017).
En conclusión, el proyecto estético del mestizaje es sumamente excluyente y continúa en el pensar de muchas personas, ya que estas ideas se tradujeron a constructos de pensamiento popular. Por ejemplo, ideas de «mejora de la raza» y de control poblacional aún persisten en el pensamiento colectivo.
En el habla hispana existe una rica discusión en torno a la utilización de la palabra performance como una palabra foránea, que no nos pertenece (Taylor, 2016). En Chile y en países vecinos se escucha mucho la palabra acción como sinónimo de performance. Lo que podemos inferir que proviene justamente de estas acciones ya narradas de la vanguardia tardía, del «arte de acción» que apareció como una forma de resistencia al olvido selectivo. Utilizando además la conjugación accionar como sinónimo de realizar una performance. El arte de acción tiene a su vez componentes de «la acción directa del anarquismo» (Bey, 1985, Goicovic S. A., FE.AS y L.I.L.A.S, S. A.). La acción directa es el método revolucionario más conocido del vocabulario anarquista, que se manifiesta, por ejemplo, en prácticas como la huelga insurreccional y la desobediencia civil, consistente en el levantamiento de huelgas, la ejecución de sabotajes, la destrucción, apropiación y resignificación de los símbolos institucionales que representen a la hegemonía (Goicovic, S. A.).
En el feminismo la acción directa y la desobediencia civil han sido claves para manifestar el malestar ante la falta de representación pública (FE.AS y L.I.L.A.S s. a.), llevando las problemáticas resguardadas en el ámbito de lo privado, a la esfera de lo público, permitiendo ejercer el derecho de aparición a cuerpas que no lo tenían (Butler, 2015). Históricamente, los diversos movimientos por la liberación de la mujer han empleado métodos creativos para despertar la autoconciencia de las cuerpas. Además de las acciones de desobediencia civil y propaganda por el hecho como los encadenamientos de protesta, las marchas y manifestaciones realizadas, por ejemplo, por las sufragistas también se han utilizado en múltiples contextos, procedimientos artísticos, poéticos y conmemorativos (FE.AS y L.I.L.A.S. s. a.). Dichas manifestaciones conllevan en sí mismas una enorme carga simbólica y performática; por ejemplo, la quema de los sujetadores, en donde se toma una prenda ropa como un artefacto que simboliza un discurso de opresión corporal que debe ser destruido.
También aparecieron producciones artísticas relacionadas sobre todo con la cuerpa y la sexualidad, como una forma de entablar soberanía corporal, en las que la cuerpa pasa de ser objeto de deseo y satisfacción de la mirada patriarcal, a ser sujeta de una sexualidad propia. El posporno es un ejemplo, que, como su nombre lo sugiere, es un concepto derivado de la pornografía, pero que se posiciona desde un pensamiento crítico; influenciado por la teoría queer (Butler, 1990), la historia de la sexualidad (Foucault 1976), el manifiesto contrasexual (Preciado, 2002) y movimientos de trabajadoras/es sexuales y feministas pro-sexo (Ortiz, 2018). Las prácticas pospornográficas buscan revelarse ante el relato normativo de la performatividad sexual y el goce, mediante la exhibición de cuerpas usualmente expulsadas de los marcos de inteligibilidad normativa y de los cánones de belleza hegemónicos (Ortiz, 2018).
En Chile durante la primera década de la transición posdictadura aparecieron performances que enunciaban espacios de marginalidad y disidencia sexual feminista. Atendiendo tareas pendientes tales como la igualdad entre los géneros, la visibilización y legitimación de grupos minoritarios de sexo y género en Chile (Cortes, s. a., citado en Picazo y Retamales, 2017). Circunscribiendo lo queer en la escena local, «agresivamente erotizades, cuerpas colizas alejados de la codificación gay, cuerpas provincianas en sus gestos y desconectado de las referencias prestigiosas del arte, eclipsadas con una homosexualidad marginal, lumpen y underground» (Carvajal, Delpiano y Machiavello, 2011, citados en Picazo y Retamal, 2017).
Ejemplo de ello son Hija de Perra, performista y cantautora travesti, fallecida el 2014, quien es una figura recordada y reconocida en su activismo por las disidencias sexuales. En sus performances utilizó recursos del cabaret, además de una estética bizarra y humor hipersexualizado, para lograr instalar una crítica visible a la idiosincrasia conservadora de la sociedad chilena. Además, realizaba charlas y producción teórica sobre discriminación y enfermedades venéreas como el VIH (Revista Fill 2014).
La premisa de liberar la cuerpa y la sexualidad se ha extendido a hacer de nuestras cuerpas y biografías un instrumento de rebelión de las normas sociales opresivas, lo que se ve materializado en las acciones de performance feministas. En particular a mis propias acciones de performance, al igual que muchas otras compañeras y compañeres, también he explorado temáticas autobiográficas y políticas, posicionándome desde una perspectiva crítica y feminista. Trastocando símbolos fálicos y nacionalistas; y problematizando la división de género, las labores domésticas, la maternidad obligatoria y la violencia obstétrica al parir. De esta manera, en mis performance busco rebelarme ante la misoginia general, la pedagogía de la desconfianza entre mujeres, y la competitividad general que el capitalismo impone a nuestras vidas.
La performance política feminista en la actualidad se ha consolidado además como una práctica insurgente que aparece en la esfera pública, como una herramienta de manifestación masiva. Teniendo registro de su paso tanto en la emergente ola feminista originada en el mayo del 2018, donde las estudiantes salieron a marchar encapuchadas y a torso desnudo por las calles del centro cívico de Santiago de Chile (Faride, 2018) en contra de la educación sexista. Como en acciones de performance que ocuparon la calle para resistir y para denunciar la represión estatal durante el estallido social chileno del 2019 (Registro, Contracultural, 2019). Allí destacan acciones como Estado de rebeldía de la Yeguada Latinoamericana, Libertarie de Colectivo Maygara y El violador eres tú de Las Tesis, (Registro, Contracultural, 2019) entre muchas otras, en donde las cuerpas encarnaron la fuerza de la revuelta social y enfrentaron públicamente la violencia y el terrorismo de Estado que ha surgido reeditado como forma de ordenamiento y represión social.
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Älter werden
Text von Isabel Maria Banchero. Fotografie von Analía Piscitelli
Ich musste akzeptieren, dass mein Körper nicht unsterblich sein würde, dass er alt werden würde und es eines Tages vorbei sein würde. Dass wir aus Erinnerungen und Vergessen bestehen; Wünsche, Erinnerungen, Rückstände, Geräusche, Flüstern, Schweigen, Tage und Nächte, kleine Geschichten und subtile Details. […] Und ich musste akzeptieren, dass ich nichts über Zeit weiß, was mir ein Rätsel ist, und dass ich die Ewigkeit nicht verstehe. […]
Silvia Schmidt
"Und ich musste akzeptieren"
Der Alterungsprozess wird durch biologische, psychologische, soziologische, historische und philosophische Aspekte konstituiert, die durch die persönliche Entwicklung koordiniert und geprägt werden, die der Katalysator und das bestimmende Element jedes Alters ist. Es ist keine isolierte Zeit, sondern sie ist in den Lebenslauf eingefügt, der in der Schwangerschaft beginnt und im Alter ansteigt, der diese Zukunft ausmacht.
Es gibt mehrere Aspekte, die, eingesetzt, ihm die Möglichkeit geben, eine bessere Bühne zu sein, weg von den negativen Vorurteilen, die ihn manchmal begleiten:
– Die mühselige und wunderbare Herausforderung, sich selbst zu kennen, klar zu wissen, wer ich bin und wie ich bin; die Möglichkeiten dieses Wesens und die Verpflichtung, diese Möglichkeiten aktiv zu machen, ohne bequeme Transaktionen.
– Die Entwicklung von Bindungen unterschiedlicher emotionaler Qualität, wobei die tiefsten als nachhaltige und unterstützende Schätze um jeden Preis gepflegt werden.
– Respekt für sich selbst, basierend auf Seinsrealitäten, Respekt für andere, die es verdienen, und Respekt für sich selbst von anderen. Oder, wie Cicero in The Art of Aging sagte: „Seien Sie respektvoll und bereit, Ihre Rechte zu verteidigen und zu schützen und sie bis zum Ende auszuüben, um das Alter in Würde mit Gelassenheit, Mäßigung und gesundem Menschenverstand zu ertragen.“
— Immer bereit sein, alles weiterzulernen, was das Gefühl und den Verstand stört, in jedem Augenblick Erfahrungen zu machen, die zur Fähigkeit werden, das Gelernte in den Unterricht zurückzugeben.
Es gibt schmerzhaftes, leidendes Altern mit Krankheiten, Einsamkeit, historischen Frustrationen, Wut, Groll, die einen unangenehmen Verlauf des Alters hervorrufen, der nicht nur dieser Zeit, sondern jedem Moment des Lebens vorbehalten ist.
Jenseits der logischen Begrenzungen des Alters erstrahlt in dieser Phase die freieste Zeit, weniger gefordert, der Genuss der Muße, das Recht, ohne Auflagen fest zu entscheiden, mit wem ich wie und was ich zusammen sein möchte.
Wie viele Verluste und Misserfolge erlitten und durch Duelle überwunden, wie viele Errungenschaften anerkannt und geschätzt, wie viele schwierige Umstände überwunden und wie viele andere glückliche genossen und geteilt!
So der sicheren und vielleicht nahen Möglichkeit des Nicht-mehr-Seins, des Todes, mit Gelassenheit und Frieden entgegenzutreten. "Leben, du schuldest mir nichts!" (Amado Nervo, „In Frieden“).
Ich mache mir die Worte von Pablo Neruda zu eigen: «Ich gestehe, dass ich gelebt habe». Und ich lebe.
1
Elisabeth Maria Bankier
Magister, Bachelor Psychologie. Ehemaliger Professor der Abteilung für psychische Gesundheit, Medizinische Fakultät, Universität von Buenos Aires (uba). Wissenschaftlicher Berater der Zeitschrift Claves / in Psychoanalysis and Medicine. Autor von Artikeln und Koordinator von wissenschaftlichen Konferenzen. Koordinator von Hausaufgabentherapiegruppen. Buenos Aires, Argentinien.
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Dieser böse Drang zu beißen, der mich packt
Text: Cristina Lobaiza Estrada. Fotografie: Virginia Messias
Ich gehe zu den am wenigsten bekannten in meinem Leben:
Ich gehe zu meinem Körper.
HECTOR VIEL TEMPERLEY
britisches Krankenhaus
Es geht nicht, dass ich jeden Morgen spazieren gehe.
Ritual, jeden Morgen konzentriere ich mich auf die bescheidene Revolte, die darin besteht, mich dazu zu bringen, in die entgegengesetzte Richtung zu allen Sinnen zu gehen, mit denen ich an dem befestigt war, was "Ich" sagte, meinem Körper.
Nicht für Bescheidenheit, weniger Lärm – immer konstant, niemals diskret – Ich beabsichtige, die Lecks zu entwirren, mit denen mein Körper eher früher als später und im Namen des Guten gezwungen wurde. Ich tue es als beschworener Politiker und gegen alle Lust, dort betrogen zu bleiben, weil ich – hinterhältig und persönlich – wusste und erkannte, dass meine Lust im Schlüssel der Unterordnung programmiert war. Manchmal im Namen der Liebe, manchmal im Namen der Not.
Deshalb, während ich gehe und weil die Haut meines Tumults behaart ist, fordere ich meinen mächtigen Mund heraus, um meinem Körper eine Stimme zu entlocken, die mich daran erinnert, dass ich bereits geboren bin; dass ich existiere; dass ich der Eigentümer bin
Ich gehe, heidnische Hossana, auf meinen Körper zu, Steppstich.
Es funktioniert nicht, weil es weit weg von meinem Körper war, ich gehe, bis etwas anderes passiert. In mir gehe ich bis zu der Minute, in der ich weiß, aus was die Zeit gemacht wurde, als die Entfernung zwischen meinem „Ich“ und meinem Körper berechnet wurde.
Ich gehe und denke. Ich denke, dass ich gehe und über die Bandbreite der Möglichkeiten einer Wut nachdenke, die mir davon erzählt. Ich denke an die Möglichkeit einer nicht vorher vereinbarten Wut. Ausgehandelt, um dort zu bleiben, kathartische Pustulita, die kaum aufzeichnet. Ich denke an eine Wut, eine andere, die sich nicht beruhigt. Ich denke an eine Wut auf mein gebührendes „Ich“. In einem, der nicht endet oder in einem emanzipatorischen Geschwätz verzehrt wird, näher am Murren als an der Revolution. Ich verbeuge mich vor einer Wut, die nicht kapituliert, eingebettet in meinen Marsch wie ein letzter Schliff für den alten Trick, etwas zu ändern, damit sich nichts ändert. Hoden Lametta. Mehr vom Gleichen.
Ich mache mir Sorgen über die üblichen Bösewichte, die die Logik des Körpers für andere proklamieren. Mandinka aus Morondanga. Aber ich mache mir mehr Sorgen um die Guten und deshalb werde ich nicht auf den Seilen der Wut wandeln, zu meinem Körper in Solidarität mit den Nischen des Möglichen, wo er installiert wurde. Ich würde gerne rausgehen und alles kaputt machen, aber ich lasse es, weil ich schon weiß, dass alles kaputt machen sehr wenig ist. Es ist notwendig, den Schatten mit einem Messer von vorne nach hinten zu schneiden, das Ohr gegen den Uhrzeigersinn anzuhalten und zu gehen, während es mit neuem Feuer brennt.
In diesem Knistern gibt es mehr Körper. Körper und Körper und Körper, die gehen.
Dahinter, gemeinsam, vorne sind mehr. Hunderte. Tausende. Millionen.
Wir gehen. Oder gehen wir?
Ja, wir gehen.
Und wir sind gegangen. Weil unser Körper immer weit weg war. Warum wollen Sie es uns? Aber das Gewölbe, in dem das Feuer aufbewahrt wird, ist pfälzisch, und es gibt Geräusche, die wie ein Fluss klingen, während wir alle marschieren. Die Getöteten, die Verrückten, die Überangepassten, die Vielfältigen und die Rebellischen. Die Hässlichen und die Hübschen, die Guten und die Bösen, die Dummen und die Lebenden, die Dicken und die Dürren, die Alten und die Jungen, die Feigen und die Tapferen, die Armen und die Reichen, die Huren und die Heiligen. Alle.
Wir gehen und wir gehen, denke ich. Ich denke, dass wir marschieren und dass wir Zeit in der Tonart der Hoffnung lassen, in der Tonart von viel weniger.
Wenn ich diesen bahnbrechenden Klang aus dem Marsch höre, in dem wir marschierten, um den Körper in der entgegengesetzten Richtung des Zwanges finden zu wollen, mit dem die Liebe im Namen der Notwendigkeit entzündet wurde, scheint es mir, dass dies der Fall ist die Guten, die Guten. Und hier sind wir, die sie so sehr lieben, mit einem Gesicht von "Ich kann dir nicht glauben!", aus dem Mund vor so viel saugenden Staunen.
Und wenn sie zuvor unsere Körper im Namen der Liebe im Namen der Bedeutung im Namen der Notwendigkeit gezwungen haben, war es jetzt an der Zeit, den Marsch mit denselben Zwängen im Namen des Guten im Namen der Vereinigung im Namen zu erzwingen der Gelegenheit.
Es ist passiert, aber dieses Mal ist es auffälliger.
Es geht nicht, dass wir danach anfangen, jeden Morgen auszugehen.
Lass es keine Sache sein, die wir danach so sehr verlassen, lass den Marsch der Kaffeesatz sein, lass ihn uns einen Brief aus der Zukunft vorlesen, lass ihn das bereits Gefallene in pastellfarbenen Eicheltönen festhalten.
Zwischen Bad und Küche werden wir marschieren. Zwischen der Terrasse und dem Bürgersteig werden wir marschieren. Um den Platz herumlaufen. Wir werden gegen jeden Versuch marschieren, uns eine Falle zu stellen. Wir werden an jedem Dinosaurierangriff und jedem fortschreitenden Gefecht vorbeimarschieren. Wir werden in der Wut marschieren, die nicht endet oder in der Hetzrede oder in dem bösen Verlangen, zu beißen, dass sie uns packen, verbraucht wird. Wir werden zu dem ausgerenkten Körper der Biesen marschieren, die uns dem Schicksal anheimgegeben haben, die wir uns gewünscht haben, als wir versprochen haben, niemals zu können, niemals zu wissen, zu verzweifeln. Wir werden dem Leben entgegenmarschieren als das, was es ist: ein triefender Signifikant.
Wir lassen das kleine Regal mit den Brusthaaren dort, wo sie uns hingeschickt haben, um es aufzubewahren.
„Lass uns gehen!“, sage ich.
Unnötig zu sagen: Sie werden nicht bestehen.
Cristina Lobaiza Estrada (Santa Fe, Argentinien; 1958)
Dichterin, Psychologin, Feministin, bildende Künstlerin, Aktivistin. Abschluss in Psychologie, uca, Ehrendiplom, 1982. Lebt und arbeitet in Buenos Aires. In seiner beruflichen Praxis hat er sich der klinischen, institutionellen und pädagogischen Psychologie verschrieben.
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Fotografie und Akt: Die Kunst, verletzlich zu sein
Text und Fotografie von Ana Harff
Wie Fotografie mehr wurde als nur Bilder zu machen
Ich erinnere mich noch an meine ersten Nacktsitzungen und Ana voller Zweifel, nicht wissend, was mich erwartet. In meinem Kopf war alles einfacher: «Du bist Fotograf, du musst einfach da sein und fotografieren». Aber die Praxis war viel komplexer. Mit der Zeit habe ich verstanden, dass das Porträtieren von jemandem eine Verantwortung mit sich bringt, die über das Wissen, wie man fotografiert, hinausgeht, es hat damit zu tun, präsent zu sein, aufmerksam zu sein und vor allem wirklich an der Geschichte der anderen Person interessiert zu sein.
So ging ich von Session zu Session, fügte Fotos, Erfahrungen, Geschichten hinzu. Sie sagen, dass das Ausziehen vor der Kamera nicht nur ein körperlicher Akt ist, es ist auch ein Akt, sich vor dem Fremden auszuziehen und sich für einige Momente verwundbar zu wissen und diese Verwundbarkeit nicht zu fürchten. Es mag klischeehaft klingen, aber ich kenne es sehr gut, ich fühle es mit einer intensiven Wahrheit. Nackt vor der Linse zu sein hat für mich damit zu tun, dass ich für ein paar Stunden versuche, Teil der Geschichte der Frauen zu sein, die ich vor meiner Linse habe.
Ich erkannte auch das therapeutische Element, das mir die Fotografie brachte. Nachdem ich so viele Jahre neue Frauengeschichten kennengelernt und ihnen zugehört hatte, fügte ich nach und nach einige fehlende Teile zusammen, die ich in meiner eigenen Geschichte hatte. Für uns Frauen ist es fast unvermeidlich, die Beziehung, die wir zu unserem Körper haben, nicht als eigenes Kapitel unseres Lebens zu betrachten, meistens ist es keine freundliche Geschichte. Wir leiden unter der ewigen Unzufriedenheit, nach glückseliger Vollkommenheit zu streben. Obwohl wir wissen, dass es unmöglich ist, suchen wir trotzdem danach.
Die Fotografie hat mich bis zu einem gewissen Grad gezwungen, mich meinen Unzufriedenheits-Geistern gegenüber meinem eigenen Körper zu stellen, diesem Geist, der in Form eines Spiegels, von „überschüssiger“ Haut, von dicken Beinen, von Flecken, von Cellulite kommt. Unser Körper ist eine Kriegswunde. Und das Foto dort neben mir, das versucht, einen neuen möglichen Weg zu zeigen, freundlicher, angenehmer, einen Ort im Raum, an dem ich das Gefühl hatte, mich selbst mit all diesen offensichtlichen Spuren bewundern zu können.
Die Fotografie erfindet auch diese eigene Welt mit einem neuen Look, die es mir ermöglicht, meinen Körper zu sehen und zu versuchen, eine andere Geschichte zu erzählen, in der unsere „zusätzlichen“ Kilos, unsere Cellulite, unsere Spuren nur Spuren der Existenz und kein Leiden sind. Ein möglicher Weg der Freiheit ist einer, auf dem wir einander aufrichtig lieben, wie wir uns selbst sehen. Und ich glaube, dass die Fotografie bei all dem eine große Rolle spielen kann.
Anne Harf
Ana Harff ist eine in Rio de Janeiro geborene Fotografin. Derzeit lebt er in Buenos Aires. Er studiert Anthropologie an der Universität von Buenos Aires und in Brasilien Soziale Kommunikation an der Bundesuniversität von Rio Grande do Norte. Ihre Arbeit mit Fotografie rückt den Körper ins Zentrum der Botschaft, insbesondere den Körper von Frauen und seine Repräsentativität. Seine Arbeit erzählt uns von den unendlichen Möglichkeiten des Akts als politisches und transformatives Werkzeug sowie von den Geschichten hinter diesen unterschiedlichen Körpern. Derzeit widmet er sich dem Unterrichten von analoger Fotografie, Aktfotografie, experimentellen Techniken und der Arbeit an persönlichen Projekten.
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Ausgangssperre bei Sonnenuntergang
Text von Céline Schmitt und Ivon Delpratto / Fotografie von Mariela Benítez
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1. Im Rahmen des von der französischen Regierung eingeführten Gesundheitsnotstands ist die obligatorische Bescheinigung eine ehrenwörtliche Erklärung, die bescheinigt, dass die Vertreibung einer natürlichen Person aus bestimmten berechtigten Gründen gerechtfertigt ist (Artikel 3 des Dekrets vom 23. März 2020). ) . sind berechtigte Gründe: Arbeit (solange Sie keine Telearbeit leisten können), Einkäufe (in von der Regierung genehmigten Räumlichkeiten). Arztkonsultationen (bei nicht verschiebbaren Terminen oder nur schwer erkrankten Patienten), zwingende familiäre Gründe, Kurztrips im Umkreis von einem Kilometer (mit Hund Gassi gehen, individuelle körperliche Aktivität, Spaziergänge zwischen Personen, die unter einem Dach leben).
Jede Person, die diese Erklärung nicht trägt, kann mit einer Geldstrafe sanktioniert oder an das Justizvollzugsgericht überstellt werden.
Prolegomena einer Sonnenfinsternis.
Schulen, Theater, Kinos, Konzertsäle, Buchhandlungen, Mediatheken, Restaurants und Cafés: alle geschlossen.
Nur die Supermärkte, die Einkaufswagen, die Zahlen- und Pixelkultur eines jeden vor dem flackernden Licht der Bildschirme setzten ihren explosiven Alltag fort.
"Wir befinden uns im Krieg", sagt die Regierung.
Auch unsere Bergstadt, die an das Glockenspiel des Turms gewöhnt war und jeden Nachmittag und Morgen an einer kleinen Schafherde vorbeikam, trat in den globalen Rhythmus des Gesundheitszustands ein.
Neue Nachbarn, aus den Großstädten geflüchtet, öffneten die Fenster ihrer Zweitwohnungen, Telearbeit und einsame Joggen .
Wälder und Bergpfade wurden verboten, und Jagdschüsse kamen, um das Brüllen der Hirsche zum Schweigen zu bringen. Die Mitglieder des FNC (Französischer Nationaler Jägerverband) waren die einzigen französischen Staatsbürger mit dem Privileg der Natur während einer Pandemie.
Uns gingen die Meetings aus, oder fast.
Es war im Oktober 2020, mitten in diesem empörten europäischen Herbst, als wir die Wehen der ersten Haft und die Vorbereitungen für ein Wiederaufleben des Gesundheitsnotstands erlebten, als wir mit dem Jazz-Kollektiv Freddy Morezon in Kontakt kamen Musiker, die eine Kreuzung aus abenteuerlicher und improvisierter Musikästhetik entwickeln. Wir wurden zu einer musikalischen Ballade mit dem Fahrrad entlang des Greenway eingeladen, der alten Eisenbahnlinie, die Vernajoul mit Saint Girons im Département Ariège verband. Wir waren eine kleine Familie, sechs Konzerte und Verkostungen, die wir am Ende des Tages teilen konnten.
Zu dieser Zeit kam auch ein altes, schweres und lang ersehntes Steinway-Klavier, ein Familienerbstück, in unserem Haus an, durch den ersten Schnee und eine mehr als tausend Kilometer lange Reise verzögert. Ein Geschenk. Ein Möbelstück voller Geschichten, das nach Tabak und Handschweiß roch.
Erstes Konzert zu Hause: Ausgangssperre 18 Uhr. Beglaubigungspflicht bei Fahrten über 10 km.
SMS-Einladung:
„Das Vergnügen neu entdecken
der Musik und des Zusammenseins
am 20.03. ab 15:00 Uhr
ein Kaffeekonzert zu Hause
mit Betty Hovette (Klavier)
Laurent Paris (Schlagzeug)
und Aymeric (Trompete);
Dissonanter und unberechenbarer Jazz.
Konzert zur Kappe
Wir freuen uns, Ihre Anwesenheit zu bestätigen.“
Konzert ohne Motto. Am Eingang eine Halle mit einem Sofa und einem Tisch, um die von den Gästen mitgebrachten Sachen zu unterstützen (verschiedenste kulinarische Widmungen). Links dient ein schmaler Saal als musikalische Ecke.
Laurents Percussion-Set spielt in der Nähe des Ofens (den wir verbrauchen lassen, um Erstickungsgefahr und gelegentliche instrumentale Staupe zu vermeiden). An seiner Seite Aymeric mit seiner Trompete, gefolgt von Betty am Klavier. Ringsum dicht gedrängte Stühle und Bänke, dazu die Treppe, die, mit Girlanden beleuchtet, gleichzeitig der improvisierte Oberstand ist.
Subversive Natur, hungrige Gäste, die sich sehen und sehen wollen, verstrickt in Musik, sag es mir und erzähl, anhaltendes Staunen, Applaus. Wir antworten auf die Ausgangssperre mit Musik, Alterität und tanzenden Körpern.
Von diesem Treffen an ging eine spontane Folge von Konzerten durch das Haus, wie eine erwartete Verabredung von Der unerbittliche Frühling. Level-Musiker auf der Suche nach Alternativen, um weiter zu spielen, und Nachbarn, die bereit sind, sich zu beteiligen und Neues zu teilen.
Ausgangssperre 21 Uhr:
„Zwei Konzerte folgen.
Sonntag 23. ab 18:30
Marco Mafiolo (Basssaxophon) und Betty Hovette (Klavier und Keyboard).
Kostenloses Konzert mit Verpflegung durch die Musiker.
Wir freuen uns, Getränke mitzubringen.
Am Samstag, 29., Apéro-Konzert mit Sikania,
Traditionelle sizilianische Musik überarbeitet.
Konzert zur Kappe. Da die Plätze begrenzt sind
Wir freuen uns, Ihre Anwesenheit zu bestätigen.
Küsse und bis bald!"
Duos, Trios, Quintette (Andy Bishop, Olympic Pool) im kleinen Blumengarten.
"J'en ai marre!, J'aime l'art!" (Ich habe es satt! Ich liebe Kunst!).
Wir bauen ungewollt, wollend, einen intimen und intensiven Raum. Ein musikalisches Refugium, ein einfaches Ereignis, das sich von selbst in einen politischen Akt verwandelte…
Wo ist der Krieg?
Auf den Straßen entrollten die Mobilisierungen ihre Transparente in Weiß auf Schwarz: "Kultur in Gefahr! Besetztes Theater!".
Céline Schmitt
Doktor der audiovisuellen Ästhetik, verantwortlich für Kurse an der University von Toulouse Jean-Jaurès - ENSAV.
2006 performt sie 7 Installationen mit dem Dichter Serge Pey beim Marathon des Mots. Elle startet als nächstes im Theaterabenteuer mit: Les Ateliers du Spectacle de Jean-Pierre Larroche (2007–2009), Omproduck (2008–2009), les Ombres Portées (2014–2015). Von 2013 bis 2017 war er Teil von Camille Boitels Kompanie L'Immédiat, mit der er Bühnen- und Körperarbeit entdeckte.
Er arbeitet auch , malt Gemälde für das Théâtre du Soleil für «Les Naufragés du Fol Espoir» (2009) und entwirft_cc781905-5cde-3194-bb3b-1586dba für verschiedene Companies (Les Ptits t'Hommes, Les Lorialets, L'oiseau Bleu, Et Demain, L'Insomnante).
Ivon Delpratto
2007 absolvierte sie zunächst eine Ausbildung zur Lehrerin am IPA im Fachbereich Geschichte, Theatergestalterin.
Von 2008 bis 2014 arbeitet sie als Bühnenbildnerin und Lichtdesignerin für zahlreiche Theatergruppen in Montevideo und ist Teil des Kollektivs Efímero Teatral. In dieser Phase übernimmt er auch die technische Koordination der Showrooms.
2015 ließ er sich in Frankreich nieder und gründete zusammen mit Céline Schmitt die Theatergruppe Espégéca. 2017 integriert er das Unternehmen
„L’Immédiat“ von Camille Boitel.
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Aus Kolumbien
Text von Sair García
„Unser einziger Feind war der Teufel. Wir wussten alles über den Teufel, wir wussten mehr über den Teufel als über Gott.“
Emma Reyes.
Es muss gesagt werden, dass Frauen seit den 70er Jahren des letzten Jahrhunderts eine vorherrschende Rolle in der lateinamerikanischen Kunstszene einer durch und durch machohaften und patriarchalischen Gesellschaft gespielt haben. Heute beansprucht sein Kampf den Platz, der ihm genommen wurde und der immer noch entmutigend ist, wenn wir uns die endlosen Schlachten ansehen, die täglich auf der Welt ausgetragen werden. Es scheint, dass die Zäune von einer männlichen Gruppe geschlossen werden, die ihnen gemäß ihrer sozialen Zumutung weiterhin die Möglichkeiten verweigert, die Männer im Laufe der Geschichte genossen haben.
A partir de las transformaciones que, en este aspecto, han propiciado estos tiempos , haben Frauen eine führende Rolle übernommen und Veränderungen durch politischen und kulturellen Aktivismus in unseren lateinamerikanischen Ländern bewirkt. In Kolumbien gibt es derzeit ein soziales Problem von imperialem Ausmaß aufgrund der ungerechten und verantwortungslosen Regierung der damaligen Zeit, die die Beteiligung von Frauen auf ungestüme Weise begünstigt, Respekt und Würde fordert und die Flagge des Feminismus in einer ausschließenden Gesellschaft hisst , misshandelt und unterdrückt, stellt sich in die vorderste Front, wovon heute viel die Rede ist, führt Demonstrationen an und verteidigt junge Menschen, die ihre Rechte einfordern. Sie sind weiterhin ein Symbol des Kampfes gegen die Ungerechten und Unglücklichen. Im Kontext von Zwangsvertreibungen1 ist der Prozess der Erstellung einer neuen Landkarte, deren Konventionen Autonomie, Identität, Geschichte und Authentizität sind, begrenzt. Die Wege, die die Frau und ihre Familie von einem bestimmten Raum und einer bestimmten Zeit zurücklegen mussten, auf dem Feld, auf dem Bürgersteig, zurück auf die Farm, auf ihr kleines Land, sind verdeckt, da sie wie Gefangene sind, die auf der Flucht sind und gehen ihnen nur eine Option zu wählen: "Widerstand oder Unterwerfung". Das erste muss aus Distanz getan werden, es wird Hoffnung, Traurigkeit, Illusion und Unsicherheit geben; der zweite steht für Schmerz, Angst, Resignation, Schatten des Todes. Die Entscheidung ist nicht leicht, aber es gibt keinen Ausweg.
Por esta obligada determinación, se encuentran diseminadas por los pueblos miles de mujeres que , verfolgt von Angst, Angst, Erschöpfung, Depression und dem Festhalten am Leben, wurden zu einer Distanzierung gezwungen, für die sie den Bruch auf sich genommen haben, indem sie marschierten und protestierten, um ein fruchtbares Szenario von Ideen und Rechten aufzubauen, in dem sie ein würdiges Leben führen können, wo ihr Geschlecht sie nicht ihrer Privilegien beraubt. Wenn zu den bereits bekannten Stadien des Feminismus im Laufe der Geschichte eine neue Phase hinzugefügt wird, könnten wir sagen, dass dies die Erhöhung der kulturellen, sozialen, religiösen, rassischen und sexuellen Vielfalt wäre, die zu den Errungenschaften hinzukommt, die bereits historisch als bekannt sind Sie haben das Recht darauf Wahlrecht, Gleichstellung der Geschlechter und Abtreibung.
In der Kunst, Ausgrenzung und Frauenfeindlichkeit, die Ausstellungen und Sammlungen als ihr Banner haben, wo die Zahl der weiblichen Beteiligung ist ungemein reduziert, wenn man berücksichtigt, dass die neuen Generationen von Künstlerinnen immer größer werden. Angesichts der drohenden, aber immer kleiner werdenden Kluft zwischen Männern und Frauen muss gesagt werden, dass die Partizipationsmöglichkeiten der feministischen Bewegung die gesellschaftlichen Risse noch nicht vollständig durchdrungen haben, da Machismo und Patriarchat ihren Kampf noch immer ablehnen und zum Schweigen bringen Lateinamerikanische Länder. Die Schlussfolgerung folgt nicht aus der These.
Es ist an der Zeit, damit zu beginnen, die Einbeziehung von Arbeit und die Handlungen von Frauen in unserem Leben zu normalisieren, um das Unermessliche zu erkennen Wert, den sie in ihren Kunstwerken haben, blind zu wetten, wie es immer im Männlichen getan wurde, sich für neue Regierungen und Adressen zu entscheiden, Inklusion und Respekt für die validierten und argumentierten Diskurse in der Geschichte, die so viele Menschenleben gekostet haben.
Emma Reyes (Bogotá, 1919 – Bordeaux, 2003) war eine kolumbianische bildende Künstlerin.
1. Vgl. MARIN RUEDA, Evangelina und andere. Auswirkungen und Auswirkungen des Krieges auf vertriebene Frauen. Barrancabermeja: Popular Women's Organization, 2004.
Sair García, bildende Künstlerin, geboren 1975 in Barrancabermeja, Kolumbien. Master of Fine Arts an der National University (2001). Er ist Träger zahlreicher nationaler und internationaler Auszeichnungen. Seine Bilder haben Grenzen überschritten und Länder wie Kuba, Rumänien, Korea, Frankreich, Deutschland und andere erreicht. Obwohl seine Arbeit heikle Themen im nationalen Kontext berührt, schafft es García, sich ihnen mit Subtilität, Respekt und Schönheit zu nähern.
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Iansa
Von Danuza Meneghello. Florianópolis. Brasilien
Foto: Mariela Benitez
Ich wurde erzogen, um zu dekorieren und zu skizzieren.
Ich war Student während des zivil-militärischen Regimes in Brasilien. Ich bin mit ihm geboren. 1964. Elfter April.
Mein Vater war nicht in der Mutterschaft. Minha mãe, Maria, foi sozinha. Er wurde geviertelt.
Sie sagt, dass wir zum Zeitpunkt der Lieferung im Raum über die politische Situation gesprochen haben, über die Armee auf der Straße, die Konflikte und die Unsicherheiten. Und während des Gesprächs muss sie geben oder alarmieren: a criança tá saindo!
Ich wurde schnell geboren. Sie haben mich geschlagen, ich wusste es nicht.
Und ich setzte mein Leben fort, ungeduldig, wollte die Gespräche, die Realitäten, das Schweigen verstehen, „flying as tranças ou desgadeiada“, wie mein Pai sagen würde.
Mir wurde beigebracht, es nicht zu wissen.
Ich habe Tabu dekoriert, sehr schlecht, ich gestehe. Decorei oder Name von Flüssen, Staffeln und Klimazonen (mehr I apaixonei pela geography bem depois). Ich habe hier einen Tisch geschmückt, und ich spreche grundsätzlich Englisch. Mit Schwierigkeiten, die Rennen zu dekorieren oder zu überqueren, zu solchen miscigenação, und nicht über Sinn naquilo naquilo. Decorei als Konjugações ea Periodensystem.
Ich habe dekoriert. Ich habe dekoriert. Ich habe dekoriert.
In der Schule lernte ich Moral und Staatsbürgerkunde, Religion (ich liebte nur das Singen) und im Sportunterricht an Wettkämpfen teilzunehmen. Als meninas cozinhavam, bordavam, pintavam e os meninos batiam martelos e serravam tábuas. Alias, also dass ich zum Laufen geboren wurde, schien etwas Interessanteres zu sein.
Aber etwas deu falsch.
Ich denke, wir foram os livros. Não queimaram oder genug. Zu Hause pai sogar ich sendo milico, lia viel. Das war ein Problem für ihn in der Kaserne. Mehrmals wurde er verhaftet, weil er misstraute, Kommunist zu sein. Als er mir von diesen Ereignissen erzählte, lachte er: "Sind Sie Kommunist?"
Er hat alle möglichen Bücher zu Hause: Fabeln der inneren Welt, Enzyklopädien, Philosophie, brasilianische und ausländische Romanzen. Devorava.
Sicherlich foram os livros.
Entdecken Sie die Schule, Freiras, die Bibliothek. Es wurde ein Ort für häufige Besuche. Lesen Sie die berühmtesten brasilianischen Autoren. Zwischen seinen Texten entdeckte ich andere Brasis. Sehr abwechslungsreiche Menschentage, die ich tinham feito dekoriere. Schwarze Männer und Frauen, indigene Völker, so viele und so vielfältig, dass ich niemals alle Namen nennen könnte. Povo-Leute. Ungerechtfertigte Frauen. Miséraveis.
Die Bücher erzählen mir Dinge, die in der Schule und zu Hause nicht schweigen, überhaupt nicht.
Die Bücher Trouxeram im klaren Licht des Wissens und Fizeram springen in Erinnerung. Und als Fragen.
Foram os livros. Und ich ging auf die Straße. Und ich ging zur Musik, diese Chegava-Haar-Vinyl-Schallplatten.
Als Kind war ich ein sechsjähriger Hausangestellter, ich wurde guria da cidade. Und mir wurde klar, als sie mich zu Hause einsperren wollten, war es genau der Moment, in dem ich gehen sollte.
Eine Straße ist die beste Schule. A estrada é boa master e dá lição trueeira.
In Florianopolis, auf seinen Straßen, habe ich gelernt und ich lerne.
Ich habe gelernt, dass „o povo united“ bedroht ist und durchbrochen werden muss. Ich habe gelernt, dass, wenn er zur Cavalaria kommt, „oder pau vai quebrar no lombo do trabalhador“ ist. Na rua soube, zwei verschwunden, zwei gefoltert, zwei ertrunken, zwei ermordet. Ich habe gelernt, dass die Diktatoren, wenn sie von ihren Sakkaden herabsteigen und nicht mit der Bevölkerung gehen, bereit sind zu rennen. Von der Spitze eines Baumes auf der Praça XV sah ich einen von ihnen im November 1979 die lição erhalten, dass Freiheit Seiva ist, die auf Folter und Unterdrückung Mauern durchbricht und wieder sprießt. Stets.
Na rua me fiz mulher. Ich fiz vento. Gedrängt, mitzumachen, zu reden, Fragen zu stellen, zu schreiben.
Nester Zeiten der Pest, ich vermisse deine Bewegung, deinen Burburinho, deine Kerne und Cheiros. Auf der Straße oder gefunden passiert es und politischer Widerstand und Handlungsmöglichkeiten.
Fomos zum Dekorieren und Zeichnen ausgebildet.
Beim Tod von vierhundertfünfzigtausend Brasilianern im Mai 2021 reicht es nicht aus, einen Teil der Bevölkerung dieses Landes aufzuwecken. Pedem a volta da ditadura, gibt Monarchie, macht Imperium. Pedem a limpeza do Brasil.
Wir sind immer noch dazu erzogen, zu dekorieren und zu skizzieren.
Fazem leis, escrevem decretes, mentem, iludem e proíbem. Der brasilianische Staat tötet, foltert, unterdrückt und versteckt sich jetzt mit Gewalt, manchmal explizit, manchmal verschleiert. Bestehen Sie auf Vergesslichkeit, machen Sie keine Pläne und verzeihen Sie Heuchlern nicht.
Aber wir erfinden Verse, Verben und Wege, aufmerksam und stark zu bleiben. Lassen Sie uns die Erinnerung gegen die Gags des Verstandes und der Stimmen bluffen.
Und wir kultivieren eine Raiva, würdevoll, und Assim oder bleibt nur fruchtbar für Rebellion.
Und wir werden es nie, wir werden es nie vergessen. Niemals.
Foto: Mariela Benitez
Danuza Meneghello . Der siebte Mai zweitausendzwanzig. Zehn Stunden und vierundzwanzig Minuten. Südwind
Capoeirista und Professor für Geographie an der Bundesuniversität Santa Catarina Colégio de Aplicação