Que arda la pradera
Editorial
Apenas transcurrieron los dos primeros meses del año y ya fue necesario disparar las alertas que nos recuerdan que seguimos en estado de emergencia. Sí, hablamos de femicidio, porque se acumulan, incesantes y despiadadas, las cifras en las que mueren mujeres y niñxs víctimas de la violencia patriarcal y nadie, en la órbita del Estado, parece reaccionar.
Mientras los números del horror aumentan a un ritmo escalofriante, el sistema político, en esta oportunidad, representado por la Intendencia de Maldonado, lanza la iniciativa de implementar un proyecto «dirigido a mujeres victimarias que ejercen violencia contra varones, hijxs y familiares»¹, enmarcando la propuesta en ciertos datos que ellxs mismos señalan como «no oficiales»²; aun así, con liviandad e irresponsabilidad, arrojan números y resuelven destinar recursos humanos y materiales a un trabajo que ignora el principio de violencia de género. Este tipo de resoluciones políticas corre el foco del problema real: el femicidio y la violencia vicaria. En cualquier caso, el objeto de estas acciones redunda en la sistematización del ataque a cuerpos de mujeres —todas— en sus diferentes formas de agresión: persecución, desarticulación de sus redes, desamparo, abuso (verbal, económico, psicológico, físico) y asesinato.
A la fecha de hoy, y según datos reales aportados por organismos nacionales e internacionales —como la Organización de las Naciones Unidas (ONU) Mujeres, por ejemplo—, el 70 % de las mujeres del mundo ha sufrido algún nivel de violencia de género. En el 90 % de los casos, los victimarios son varones.³
La resolución de una Intendencia que desconoce esta realidad acaba por impactar con mayor furia en las organizaciones sociales y feministas cuando, unos días después, en Paysandú aparecen los cuerpos sin vida de una mujer y su hijo, asesinados en manos de un varón (su hermano)⁴. No es el primer caso del año, y lamentablemente no será el único, pero se trató de un hecho que, por su horrorosa virulencia, provocó la indignación de la población en general. El enojo nos atravesó a todxs, claro. Sin embargo, el tiempo pasa, se distancia la historia y la memoria parece borronearse, haciendo que la urgencia que sentimos hoy por los mecanismos necesarios para la prevención vayan quedando en el tintero siempre.
Mientras tanto, y en la contemporaneidad de la perversión de un sistema político con claro sesgo ideológico, surgen nuevas y complejas situaciones que corren el foco de lo que importa. El pánico por un posible «adoctrinamiento» a niñxs y adolescentes por parte de los feminismos vuelve a problematizar al movimiento, haciendo de él un peligro incluso mayor que el aberrante asesinato de una mujer y su hijo. ¿Cuántas muertes serán necesarias para que comprendamos que este es un problema social y político que nos atañe a todxs?
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¹ González, Nathalie. «Dirección de Género de Maldonado dará talleres para victimarias basados en datos “no oficiales”, que indicarían que 60% de las mujeres son violentas, especialmente las lesbianas». La Diaria, 31 de enero de 2023. Recuperado de: <ladiaria.com.uy/maldonado/articulo/2023/1/direccion-de-genero-de-maldonado-dara-talleres-para-victimarias-basados-en-datos-no-oficiales-que-indicarian-que-60-de-las-mujeres-son-violentas-especialmente-las-lesbianas/>.
² Ibid.
³ ONU Mujeres. «Hechos y cifras: Poner fin a la violencia contra las mujeres». Unwomen.org, 2022. Recuperado de: <www.unwomen.org/es/what-we-do/ending-violence-against-women/facts-and-figures#notes>.
⁴ «Fue imputado el hermano de Giuliana Lara por matarla a ella y a su hijo en Paysandú». La Diaria, 4 de febrero de 2023. Recuperado de: < https://ladiaria.com.uy/justicia/articulo/2023/2/fue-imputado-el-hermano-de-giuliana-lara-por-matarla-a-ella-y-a-su-hijo-en-paysandu/>.
Los va a despeinar la historia
El 27 de junio próximo, se cumplirán 49 años de la dictadura cívicomilitar en nuestro país. El tema de este número es la «vejez», hemos transitado por ese concepto a través de distintas líneas, algunas vinculadas a las personas que la viven. Sin embargo, el tiempo transcurre y también los hechos se vuelven viejos, pasados. La idea de lo que quedó atrás ha sido una constante en el pretendido camino del olvido. Es interesante, ya que los relatos de nuestras secciones apuntan a la memoria, a la necesidad de establecer un vínculo entre lo que somos como resultado de lo que hemos sido, para definir nuestra vida.
Tener presente el pasado no redunda en aquel repetido simplismo que supone una visión de venganza que, supuestamente, impide una construcción social hacia el futuro. La memoria nos reafirma en lo que somos como humanos. Hemos atravesado toda la historia, hemos cometido todos los errores, hemos creado y destruido, pero ¿quiénes queremos ser como humanidad de aquí en más? Construir es posible sólo si somos conscientes de nuestro proceso, porque es la única manera de no volver a cometer las mismas atrocidades bajo ningún pretexto.
Las dictaduras latinoamericanas supusieron un período oscuro de nuestro proceso, definido por persecuciones, torturas, desapariciones, —diría Fito Páez «muy amargas»— y por tantos silencios que es hora de romper. El reclamo de justicia y verdad no puede, jamás, ser comprendido como un acto de venganza, porque de esa manera ensuciamos dos palabras que deberíamos honrar si queremos ser una mejor especie.
Vivimos en los tiempos de la posverdad lo que, parece, habilita la justificación de un acto inmoral por un dolor subjetivo y personal, eso nos distancia de la meta humanista. Nos impide ver la totalidad del panorama. Transcurre mayo y en él nos sumamos a un silencio que quiere dejar de serlo, porque remite a un silencio mayor, el de no saber. Transcurre mayo, lxs familiares de detenidxs desaparecidxs también se van yendo sin saber. Nos dejan sus fotos, su esperanza y la ilusión de que seamos capaces de construir un mundo mejor donde la palabra verdad no sea reducida a conveniencias que justifique la perspectiva personal. Tenemos dos opciones: o superamos nuestra etapa primaria y brutal para ser mejores, o nos destruimos. Definir el camino y hacerlo juntxs, ese es nuestro trabajo hoy.
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Nos violan
[…] que los crímenes sexuales no son obra de desviados individuales, enfermos mentales o anomalías sociales, sino expresiones de una estructura simbólica profunda que organiza nuestros actos y nuestras fantasías y les confiere inteligibilidad. En otras palabras: el agresor y la colectividad comparten el imaginario de género, hablan el mismo lenguaje, pueden entenderse.
Rita SEGATO
La escritura en el cuerpo
Nos violan una y otra vez, alrededor retumba el silencio aterrador, como si fuera un acto cotidiano, como si no se dieran cuenta. Como si no entendieran.
Nos violan y nos matan, una y otra vez, pero ese acto no es el inicio ni el punto final. Es la consecuencia de una larga sucesión de conductas y hábitos que se acumulan en la base oculta del iceberg de la violencia. Simples hechos cotidianos que no disparan alertas y nos esconde, aún a nosotras, ese fondo oscuro que arrastran.
Nos violan y nos matan una y otra vez, física, carnalmente. Como si nuestro cuerpo fuera un territorio de conquista diario. Hemos aprendido a convivir con esas permanentes conductas de intervención sobre nuestros cuerpos, calladas, silenciadas, porque nos han enseñado que el silencio es elegante, que el escándalo y el insulto y la bronca no son propios de mujeres buenas y correctas.
Nos violan también porque no estamos seguras en la libertad de salir, de desear, de tener sexo cuando queremos y con quienes queremos. Nos han condenado a la sexualidad opresora de la pertenencia. Lo contrario, esa otra sexualidad, la elegida libremente, ha sido, solo para nosotras, una señal de promiscuidad, de vida licenciosa, disoluta (atender estos términos desde la perspectiva del diccionario pues ya que no serían tan negativos).
Hemos sido corridas del más pleno acto de decisión de nuestras vidas, la decisión sobre nuestro cuerpo y el deseo. Han colonizado nuestra capacidad de elegir. Aun así, reclamamos el derecho a la voz.
Nos violan también en el abuso emocional. En la sistematización de comportamientos instintivos, irreflexivos, incontenidos. En esos actos tan primitivos que descargan, como animales, sin pienso. Desconectados de la existencia real del otro, de la emoción, para no hacerse cargo del comportamiento nocivo. Entonces nos volvemos a callar, para no pasar por «histéricas» o «dramáticas». Así seguimos avalando cada una de las agresiones solapadas, sin comprender la dimensión de nuestro silencio.
Porque en cada violación, en cada acto político de violencia, anulan nuestro cuerpo, pero también anulan nuestra voz, nos vacían de palabras, de preguntas y en cambio nos llenan de peso las espaldas. Otra vez, solas con la responsabilidad y la carga eterna de asumir nuestros actos. Como niñas reprendidas por habernos portado mal.
Hasta que, como sociedad, no seamos capaces de mirar en profundidad los actos impulsivos y violentos que nacen del macho, hasta que no seamos capaces de reclamar acción, reacción y transformación, nos seguirán violando impunemente.
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¡La IVE se defiende!
Revista Piel Alterna se suma a las voces en defensa de nuestras leyes. En Uruguay, el aborto es legal a partir de las doce semanas desde hace ya una década. Fue aprobada tras una larga batalla llevada adelante por el movimiento feminista. Luego de enfrentar un último intento de derogar la ley, en 2013, iniciativa que no alcanzó ni el 9 % de las voluntades. Finalmente, la ley fue sancionada y reglamentada. Hoy está vigente, aunque no libre de obstáculos.
En esta oportunidad, el Director de ASSE, Leonardo Cipriani, realizó preocupantes declaraciones sobre la interrupción voluntaria del embarazo (IVE) en relación al control sobre los procedimientos. Afirmó que revisará los procesos de aborto, para asegurarse de que los equipos de profesionales no estén actuando «de manera automatizada», desconociendo así, el derecho de la mujer de decidir sobre su cuerpo. Frente a estas declaraciones, las mujeres organizadas salieron a la calle en un solo grito: «¡La IVE se defiende!».
Las feministas afirman también que están alertas ante las declaraciones del dirigente nacionalista Carlos Lafigliola, quien presentó a ASSE un proyecto para «desestimular los abortos». Esta preocupación se intensifica ante la decisión de poner como referente de salud sexual y reproductiva de la Red de Atención Primaria del área metropolitana de ASSE a la ginecóloga Gabriela Fisher, quien ha declarado públicamente tener una posición contraria al aborto.
Estos hechos motivaron la acción de Feministas en Defensa de los Derechos Sexuales y Reproductivos, quienes convocaron a una movilización en la plaza Independencia, la que el 10 de noviembre se vistió de naranja. En esa oportunidad, hicieron entrega de una declaración a la presidencia de la República.
Desde nuestro espacio, volvemos a recordar el peligro de poner en jaque leyes que son una garantía para todxs y sostenemos nuevamente que la IVE se defiende.
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Setiembre mes de la Diversidad
La Marcha por la Diversidad es una manifestación pública que se realiza en nuestro país el último viernes del mes de septiembre de cada año, desde el 2005. Se lleva a cabo en el marco de las actividades por el Mes de la Diversidad y fue declarada de interés ministerial por el MIDES en el 2012.
Este año, atravesado por una realidad oscura que nos ha mantenido a todxs alejadxs de las calles, la marcha se realizará, atendiendo al protocolo, como un foco de esperanza en el que la diversidad de colores será una señal de resistencia y alegría.
Piel Alterna saluda el mes de la multiplicidad de colores que representan la riqueza de la humanidad en sus distintas manifestaciones.
Para que la diversidad sea la norma y no la excepción, por un mundo en el que todxs tengan un lugar y puedan habitarlo en plenitud.
Nos encontramos en la marcha.