¿Vos sabés de qué murió tu mamá?
En la Frontera
Texto y fotografía: Javier Gramuglia¹
En ciertas ocasiones, las fotos funcionan como restos arqueológicos a partir de los que podemos reconstruir historias. Tengo una foto en la que estoy en el largo pasillo de mi casa de la infancia, de la mano con mi mamá, saliendo hacia mi primer día de escuela: el guardapolvo blanco impecable, el peinado a lo Gardel.
Dice John Berger que la fotografía puede funcionar como un sustituto de la memoria social y ayudar a reconstruirla, pero también puede contribuir definitivamente a la atrofia de esa memoria. Una fotografía descontextualizada puede transformar una historia en un mero espectáculo. Cuando se pierde la memoria, se pierde la continuidad del significado y el juicio.
La mañana del 10 de agosto de 1989 hacía frío en Buenos Aires. Mi papá llegó a la casa solo. Recorrió ese largo pasillo de la foto hasta el final. Abrió la puerta de madera del PH, atravesó el patio de baldosas y entró a la habitación donde dormíamos con mi hermano. En ese momento yo tenía once años, y mi hermano, seis. Nos despertó y nos sentó en la cama. Con los ojos cargados y entre sollozos nos dijo: «A mamá la operaron ayer por una infección en el corazón. Le pusieron una válvula, pero el corazón no resistió… Se murió… ahora la pusimos en una cajita para despedirla».
A partir de allí, sobrevinieron años oscuros, dominados por el silencio y la introspección. La imposibilidad de comprender por qué mi mamá ya no estaba más. Fueron días de buscar refugio ilusorio en los libros y la música, cuando no había refugio posible.
Cinco años después, me encontraba cenando en la casa de mis abuelos. En la televisión discutían acerca de la legalización del aborto. Expresé que no estaba seguro acerca de mi posición. Fue entonces cuando mi tío me preguntó: «¿Vos sabés de qué murió tu mamá?»
Esa noche, al regresar a mi casa, mi padre nos convocó a mi hermano y a mí, como un déjà vu de aquella primera conversación. «No quiero ser madre de nuevo. Éste es mi cuerpo» fueron las palabras que mi mamá le había dicho en aquel invierno de 1989. La interrupción voluntaria del embarazo era ilegal en Argentina y mi madre se vio obligada a recurrir a una clínica clandestina. La infección en el corazón que le provocó la muerte fue la consecuencia de esa intervención realizada en condiciones inseguras.
El año siguiente a su fallecimiento, en 1990, el V Encuentro Feminista de América Latina y el Caribe, en la pequeña ciudad balnearia de San Bernardo, muy cerca de donde veraneábamos todos los años, propuso el 28 de septiembre como el Día de la Lucha por la Legalización del Aborto en América Latina.
Para mí, tendrían que pasar más de dos décadas para que en el 2015 la irrupción masiva del movimiento feminista en torno a la consigna «Ni una menos» me libere de lo inefable y me permita sentir la necesidad de hablar de mi experiencia personal como un acto de manifestación política. Así es como comienzo a trabajar en el fotolibro Clara Mabel, que es el inicio de un proyecto artístico transmedia, pensado como una herramienta para recuperar las fotografías de mi álbum familiar, resignificarlas con el objetivo de reconstruir la historia de mi madre, y poner en evidencia los efectos que la prohibición del aborto causa en la sociedad, que se expanden más allá de la víctima directa, y afectan de forma definitiva la vida de todo su entorno social. León Ferrari decía que para decir algo revolucionario había que decirlo con palabras nuevas. Tiene que cambiar la forma para que no muera la idea, porque el lugar común anula la fuerza del mensaje.
Finalmente, en la madrugada histórica del 30 de diciembre de 2020, el reclamo sostenido durante años y las movilizaciones masivas impulsadas por el movimiento feminista lograron que el Estado argentino reconozca el derecho de las personas gestantes a decidir sobre su propio cuerpo.
Mientras tanto, en la mayoría de los países de Latinoamérica, África, y ahora también en muchas regiones de Estados Unidos, la interrupción voluntaria del embarazo continúa siendo ilegal y cientos de mujeres, como mi madre, pierden la vida cada año por abortos inseguros realizados en la clandestinidad.
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¹ Soy fotógrafo, artista visual y docente de la Licenciatura en Fotografía de la Universidad Nacional de San Martín (UNSAM). Participé en numerosas exposiciones colectivas e individuales entre las que se destaca la exposición de una de mis fotografías de la serie «Sin pan y sin trabajo / La cultura no se achica» en el Museo Nacional de Bellas Artes en 2016. En el año 2019 autoedité el libro de fotografías y textos Línea Roja. A principios de 2021, publiqué el fotolibro Clara Mabel, de amplia difusión nacional en internacional. En 2022, mi trabajo fue seleccionado para ser expuesto en la Bienal de Fotografía Documental de Tucumán, en el premio AAMEEC del Museo Caraffa (Córdoba) y en Santiago Foto (Santiago de Chile). En 2023, fui seleccionado para exponer en el festival San José Foto, en Uruguay.
À la frontière
Hablando de barrio en la frontera
Texto por Raquel Cremonesi Rippa¹
Fotografía Virginia Mesías
La Brigada China María surge de la Asamblea Permanente de Mujeres, Lesbianas, Trans y no binaries de Paysandú. La asamblea es abierta y autoconvocada para la organización del 8 de Marzo de cada año en nuestra ciudad. Funciona como red frente a situaciones que afectan a mujeres y disidencias a nivel local, realiza acompañamiento, escucha y asesoramiento en situaciones de violencia. En abril de 2021, se presenta una situación de una madre con dos niñes en situación de calle por huir de una relación violenta. Consultamos a las diferentes instituciones sobre algún refugio o acogida para madres víctimas de violencia de género, pero no obtuvimos respuesta.
Además, nuestro departamento es uno de los más golpeados por la desocupación y el trabajo informal, precarización laboral que afecta a toda la población, pero mayoritariamente a las mujeres. Al ser límite fronterizo con la ciudad de Colón (Entre Ríos) las personas que más sufren del desempleo y con bajos ingresos abaratan su canasta cruzando el puente Paysandú-Colón, para comprar alimentos.
Paysandú cuenta con un refugio para mayores de 18 años, donde no se aceptan niñes, por tanto, una mujer que decide salir de un vínculo violento con sus hijes, debe ingresar a los menores en INAU para ella poder acceder al refugio. La Intendencia de Paysandú contaba con una casa para casos de violencia de género, (para casos de riesgo de vida con orden judicial) pero no funciona más. El 4 de junio de 2021, como Asamblea, nos reunimos con la Directora de Inmujeres, Mónica Bottero, quien nos plantea que un proyecto de estas características era inviable debido al costo en recursos humanos y que era muy difícil lograr la transitoriedad de las mujeres que accedían a estos dispositivos. Sostuvo que la infraestructura no era el mayor impedimento.
Decidimos conformar la Brigada, luego de varios meses de trabajo, accedimos a una casa en estado de abandono, logramos hacerla habitable a base de beneficios. Realizamos un arduo recorrido por varios barrios de Paysandú, también a través del boca a boca. Es así que dimos con ella, se realizaron entrevistas a los vecinos para conocer las características de quién era la casa, cómo podíamos contactar algún familiar, nos contaron quiénes vivieron allí, cuánto tiempo hacia que estaba deshabitada. Los problemas que les provocaban esta situación ya que no existía un mantenimiento de la misma. El barrio es un poco alejado del centro pero con buena accesibilidad a centros educativos, líneas de ómnibus, comercios. Lo fundamental para nuestra causa es que la zona es tranquila y la calle es poco transitada. El vínculo con los vecinos pasó por varios momentos. Cuando recién llegamos fuimos bien recibidas, luego se tensó cuando se enteraron de cómo habíamos accedido a la casa. No pasó a mayores. Las mujeres y niñeces que han pasado por allí ya se los ganaron y ahora todo funciona en armonía. Se ayudan mutuamente. Desde el inicio se conversa sobre las pautas de convivencia dentro del hogar, pero también el vínculo con los vecinos. La importancia del respeto de los horarios, evitar hacer ruidos molestos, en Paysandú la siesta es sagrada y sobre todo en el caluroso verano, por lo que hacemos énfasis en esos aspecto para la buena convivencia.
La Brigada también busca abordar el acompañamiento de forma integral, brindando sostén psicológico, asesoramiento legal y tender redes en temas como: salud, alimentación, educación, trámites, acceso a beneficios sociales, documentación, haciendo conexiones interinstitucionales a los efectos de atender las diferentes carencias.
Ante la falta de empleo y precarización laboral, se crea La Cocina de la China, emprendimiento de las mujeres que viven allí para tener su sustento, para lo que se impulsan las gestiones de carnet de manipulación de alimentos. No contamos con la colaboración del Estado, la financiación es a través de la autogestión realizada a base de beneficios: venta de rifas, de ravioles, bonos de colaboración, eventos culturales para abonar la luz, el agua y las reparaciones de la casa, también recibimos donaciones por parte de la comunidad.
Este proyecto tiene un año y nueve meses de ejecución. Han pasado hasta el momento dieciséis mujeres, diecinueve infancias, y tres adolescentes, que resuelven transitoriamente la situación de calle. El objetivo de este proyecto es evitar la situación de desamparo, vulneración de derechos y situación de calle de mujeres con infancias que deciden salvaguardar el bien más preciado: la vida. Lo hemos logrado acompañando, tejiendo redes y estimulando el empoderamiento en la búsqueda de autonomía y calidad de vida.
Lamentablemente, estamos ante una urgencia. El 1. ° de junio de 2023 vence el comodato que firmamos. Necesitamos firmar otro comodato, ya sea con instituciones públicas o privados que tengan una casa deshabitada, para poder continuar con nuestro proyecto que deja en evidencia una carencia del Estado. Estamos asesorándonos para gestionar la personería jurídica, que nos amplía los horizontes, trámite complejo que excede la urgencia. Inmuebles deshabitados y el compromiso de mujeres y disidencias demuestran que sí es posible dar una respuesta a madres y sus hijes víctimas de violencia.
La Brigada China María necesita una casa para poder continuar desarrollando este proyecto.
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¹ Raquel Cremonesi Rippa nació en 1970 (53 años). Es feminista, madre de dos hijes de 16 y 26 años. Es médica familiar y comunitaria y es defensora de la salud y de la educación públicas.
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¿Vamos a seguir calladas?
Texto por Silvia ARCE VILLALOBOS¹
Fotografía por Alex Molina
El pasado mes de enero Jacinda Ardern anunció su dimisión como primera ministra de Nueva Zelanda. Me acuerdo de su rueda de prensa con la primera ministra finlandesa, Sanna Marin. Un periodista se atrevió a preguntar: "¿Se reúnen ustedes porque tienen la misma edad y muchas cosas en común o podemos esperar acuerdos?".
Al día siguiente del anuncio de Ardern, Emmanuel Macron y Pedro Sánchez firmaban un gran acuerdo de cooperación entre Francia y España. Nadie les preguntó por qué se reunían. Las mujeres nos reunimos porque sí, para hablar de “nuestras” cosas de mujeres. Los hombres se reúnen para tratar lo importante.
Da igual la posición que ocupes, primera ministra, reina, ejecutiva, jefa, empleada, becaria…siempre seremos mujeres y si preguntamos, todas hemos sufrido alguna experiencia de desigualdad por el hecho de serlo.
He tenido la suerte de trabajar siempre en entornos laborales feminizados, pero no por ello exentos de machismo. Obviando la brecha salarial, hay dos aspectos clave que creo que marcan la vida laboral de una mujer, podríamos decir la vida con mayúsculas: el aspecto físico y la falta de sororidad.
Este último quizás sea el más controvertido. Últimamente parece que vivimos en un mundo de fantasía y arcoíris en el que las mujeres nos apoyamos las unas a las otras, nunca nos criticamos, nos ayudamos y somos seres de luz. Nada más lejos de la realidad. Las mujeres somos humanas y nos han programado desde que nacemos para competir, y encima competir entre nosotras. Competir por el cariño, la atención, el reconocimiento, la belleza. Competir desde el jardín de infancia, en el colegio, en el instituto, en la universidad. Es lógico que vayamos pisándonos cada vez que tenemos oportunidad y que siempre juzguemos a las mujeres que han llegado alto. Será por su físico, por su padre, por enchufe, o lo habitual…por zorra. Aterrizamos al entorno laboral con la competitividad por las nubes, herencia del sistema capitalista, y potenciado por el patriarcado, y aupado gracias a la industria cultural que consumimos desde que tenemos uso de razón.
El siguiente aspecto, el físico, lo vertebra todo. Da igual si tu trabajo solo depende de tu cabeza, siempre habrá alguien ahí para juzgar tu apariencia. Da igual lo arreglada o casual que vayas, lo delgada o guapa que seas. Siempre vivirás batallas con el cuerpo, la autoestima y el peso (literal y figurado) que conlleva ser mujer. Aunque cueste creerlo todavía hay miles de ofertas de empleo hoy con el requisito “con buena presencia”. Todavía los uniformes masculinos y femeninos siguen siendo diferentes, desde la escuela hasta las azafatas de los aviones. Ya no hablemos de los tacones y el maquillaje. Desde el Festival de Cannes que obliga a las mejores actrices del mundo a calzarse unos stilettos a los comentarios por la vestimenta de Hilary Clinton. Siempre lo primero que se juzga de una mujer es el aspecto físico, da igual lo que digas o hagas. Desde que tengo memoria llevo aguantando comentarios sobre el largo de mi falda o lo bien que me queda un vestido. ¿Disculpa? Capítulo aparte merece la infantilización y el paternalismo derivado del aspecto físico, únicamente por el hecho de ser mujer. Me han llegado a decir que me pinte los labios y me ponga un traje para una reunión porque si no van a pensar que mandan a una junior. Hombres sorprendidos por mi edad y apariencia, tras miles de llamadas telefónicas y proyectos exitosos y rentables. ¿A cuántas les han preguntado dónde estaba su jefe cuando la jefa era ella? Podemos llamarlo micromachismos, pero el menosprecio, las interrupciones, el mansplaining, la condescendencia, agotan y mucho.
Este Black Friday explotó en España una huelga de las dependientas de Inditex, el mayor gigante textil del mundo, y se supo que a estas empleadas se las conoce en la empresa como “las niñas”. Y podría pensarse que Inditex podría ser una empresa feminista, con sus mensajes de empoderamiento en camisetas y la compañía dirigida por otra mujer, Marta Ortega. Una de las reivindicaciones de estas mujeres es simplemente equiparar sus ventajas con las que ya disfrutan el personal de logística, fábrica y centrales, en su mayoría hombres. Las mujeres trabajadoras sufren dos veces, por mujeres y por trabajadoras. Y que la batalla está en la igualdad de condiciones y oportunidades. En el respeto y la dignidad.
Todo esto nos lleva a decir que hay un problema en nuestro entorno laboral. ¿Qué decimos? ¿Qué hacemos? Ya se sabe que las mujeres hemos sido educadas para ser sumisas, para obedecer, para tener este empleo precario, para no pedir un aumento, en definitiva, para trabajar sin que sea lo más importante, porque ya se sabe que a lo que aspiramos es al amor romántico, al matrimonio, a la maternidad, la más noble y santa de todas las metas de la mujer. ¿Vamos a seguir calladas?
Es necesario colectivizar nuestras emociones porque son lo que nos une, lo que nos hace iguales, lo que rompe la brecha socioeconómica: el dolor de regla de cualquier CEO puede ser igual de doloroso que el de la trabajadora del Starbucks.
Deberíamos poder hablar de nuestras emociones, de nuestros miedos, de nuestras experiencias, de nuestras necesidades. Es vital y sanador, aunque siempre se haya percibido como vergonzoso e improcedente en los entornos laborales. Y ahí sigue, esa brecha entre lo que vivimos unas y lo que ven los otros.
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¹ Licenciada en Periodismo por la Universidad Camilo José Cela y con un Executive Program en Marketing Digital por The Valley Digital Business School. Con una sólida carrera profesional vinculada al ámbito de la comunicación y las Relaciones Públicas, Ana ha trabajado en agencias de comunicación como Equipo Singular o Pelonio, y prensa como GQ, Vanity Fair o Yo Dona. Desde 2015, trabaja en Trescom, en la ejecución y desarrollo de la estrategia de comunicación de clientes como Nike, Nintendo, J&B y Adecco.
Nuestro nombre como lindero del deseo
Texto por Silvia ARCE VILLALOBOS¹
Fotografía por Alex Molina
De cuyo nombre no puedo olvidarme es un monólogo de la destacada directora teatral y escritora costarricense María Bonilla. Este sugerente título parafrasea el memorable inicio de la obra cervantina El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha, de la cual se extrae el entrañable personaje de Aldonza Lorenzo (imaginada por don Quijote, como Dulcinea del Toboso). Este monólogo llegó a mis manos hace algunos años y el hecho de que abordara al que para mí es uno de los más hermosos personajes del Quijote se convirtió en un auténtico regalo. Lo más mágico que puede pasarle a una actriz es encontrarse con un personaje que la ponga a dudar, a pensar: a desear. Finalmente, en 2022, le presté mi piel a Aldonza para nacer en escena. Y ella me prestó su nombre.
Primero pensé en el reto artístico de abrazar la piel de esta mujer que ha sido creada varias veces: por la pluma de Cervantes, en primera instancia; en la imaginación del noble caballero andante después. Pero esta vez no se trata de Dulcinea, dama de belleza sin par, sino de Aldonza Lorenzo, de la mujer sudorosa que labra el campo y tiene callos en las manos y en el corazón. Esta vez, a Aldonza la creó otra mujer, con una mirada cómplice y solidaria desde el interior de una casa donde siempre hay mucho que hacer, mucho que recordar. Así, podemos adentrarnos en la esencia de un ser (más allá de ser un personaje) que piensa, y que, desde la memoria, se nombra.
Aldonza tiene una voz contundente, que no ha sido escuchada porque ha sido soterrada por otros, y por los ideales que esos otros han construido a su alrededor. Aldonza ahora habla de ella, de su deseo. Sus recuerdos la reviven y, entonces, es capaz de traer a su incierto presente la verdad de sus emociones. Y es que, en esta obra, la memoria es fundamental, es la que sostiene al personaje en todo momento: la memoria de sus vicisitudes, de su juventud, de lo que cree haber escuchado o aprendido; pero, sobre todo, la memoria de su propio nombre: «Aldonza Lorenzo». Así la llamó su madre, quien siempre supo que lo más importante era defenderse, como versa el texto: «Del mundo, de los hombres, de estos tiempos»² (que son todos los tiempos).
Sin embargo, hubo una vez (siempre bordeamos esa vez) en que el recuerdo la abraza y la abrasa. No es el recuerdo del caballero que la ha idealizado. No. Recuerda una tarde, una plaza, un trovador que canta sobre pueblos, ciudades grandes: «Ser libre ir de pueblo en pueblo, sin rumbo, por caminos nuevos…»³ Y entonces ella es quien quiere ser. En ese momento detenido en el tiempo sabe exactamente lo que es sentirse libre, la seduce la música, la voz del trovador y, sobre todo, las palabras que salen de su canción. Baila, mueve su falda, abre sus brazos, sigue con la mirada los sonidos de esa voz y tiene una certeza. Desea eso. Desea irse, fugarse a esos lugares dibujados por aquella música.
Y quiso hacerlo, pero no lo hizo:
Toda la noche pensé en irme con él. ¡No sé por qué no lo hice! No fue miedo. Fue, tal vez, la voz de mi madre, la voz de las monjas, la voz de todos: «una mujer no está hecha para travesías, para aventuras. No está hecha para la libertad, la dignidad, el deseo, el compromiso, el riesgo, el sexo, el erotismo, los celos, el encantamiento, la visión mágica, la locura, la tragedia y la venganza, no. Está hecha para… ¿para qué estará hecha una mujer?⁴
Y, con un golpe de realidad, se da cuenta que su deseo ha estado supeditado a los deseos de otros, a lo que escuchó y dio por un hecho, y comprende que es momento de buscar en el único sitio seguro que tiene: su propio nombre, su propia voz. Este monólogo nos plantea la urgencia de volver a nosotras: «No quiero un hombre. Ni más trabajo. Ni telas para bordar, ni oro para mis orejas. Tampoco quiero más comida. Ni un castillo. Ni siquiera un hijo. Me gusta el silencio de este techo»⁵. En el deseo profundo de Aldonza, quizás no hay caballeros andantes que la salven, o trovadores que le prometan caminos de libertad. Quizás nosotras, como ella, podremos encontrar en la intimidad de nuestro nombre la esencia de quiénes somos, de nuestro deseo, y así lo diremos en voz alta cuando la historia pregunte.
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¹ Silvia Arce Villalobos es actriz y directora profesional de teatro graduada de las carreras de Artes Dramáticas y Filología Española de la Universidad de Costa Rica. Logra amalgamar sus dos pasiones en la docencia —disciplina en la que obtiene su maestría y labor que desempeña desde hace más de una década— en el Centro de Estudios Generales de la Universidad Nacional (Humanidades). Desde 2005, aproximadamente, ha participado en múltiples montajes en el ámbito institucional, comunitario e independiente. En el 2014, se hace acreedora del Premio Nacional de Teatro por la calidad artística de las puestas en escena del grupo de teatro profesional que fundó en 2011, y del cual es directora artística hasta la fecha: La Maga Teatro. También es la fundadora y directora de un grupo comunitario de teatro llamado Los Cronopios, con quienes ha montado obras de grandes autores y autoras del teatro universal. Su enorme amor por la literatura, el teatro y la docencia la ha llevado a compartir obras teatrales, charlas, ponencias y cursos en Costa Rica, Uruguay, Argentina y Cuba, y conocer a estudiantes de diversas latitudes gracias a las tecnologías en línea.
²Bonilla, María. De cuyo nombre no puedo olvidarme. Estucurú. 2022, p. 23.
³ Ibid., p. 26.
⁴ Ibid., p. 27.
⁵ Ibid., p. 31.
Performance política feminista
para aparecer en nuestra territoria
Texto por Jazmín Ra¹
Fotografía por Niebla
En la actualidad, los movimientos sociales feministas y disidentes han utilizado la performance como una práctica que va más allá del nicho del arte, adquiriendo relevancia política al ingresar contenido del contexto sociocultural y la experiencia vivencial de las sujetas que habitamos dichos contextos, movilizando así los significados que nos representan (Fernández y Escobar, 2006).
En cada época y en cada país, las performistas enfatizan y abordan estos tópicos de acuerdo a circunstancias concretas. Pero dentro de esta multiplicidad saltan a la vista las coincidencias que están marcadas por el espíritu de los tiempos, que rebasan fronteras y lenguajes (Alcázar, 2008, p. 332).
De esta manera, se ha comenzado a reformular la estructura de sentido, para que las categorías con las que las sujetas significamos nuestras condiciones materiales de producción de la vida y elaboración de la memoria puedan aparecer (Luna, 2007, Butler, 2015)., haciendo visibles temáticas que muchas veces quedaban en la esfera de lo privado (Pateman, 1988) o incluso en el ámbito de lo traumático, de lo que no ha podido ingresar al registro de comprensión y representatividad sociocultural (Tubert, 2010).
En el escenario local, existe una pluralidad de feminismos que ponen de relieve en sus diversas posturas, una expansión discursiva de la acción política que hemos ganado las mujeres y las disidencias del sistema sexo-género (Luna, 2007). En la performance latinoamericana esto se materializada revelando la pluralidad de contenidos, metodologías y enfoques que se adaptan para abordar una diversidad de temáticas, tales como: «La discriminación, el sexismo, la religión, el amor, la represión sexual, la marginalidad, el dolor, la identidad, los sueños, el racismo, la muerte y el arte mismo» (Alcazár, 2008, p.332).
Para la teórica de los estudios de performance Diana Taylor (2011) la performance funciona como un «lente epistemológico», capaz de generar un archivo y un repertorio cultural, en el que «las performances operan como actos vitales de transferencia, al transmitir saber social, memoria y un sentido de identidad, a través de acciones reiteradas (p. 34)». Convirtiéndose de esta manera en un «discurso encarnado» en donde el repertorio cultural se lleva y se transmite desde la cuerpa (Taylor, 2011).
Es por ello que, en el contexto chileno y latinoaméricano, la performance ha cobrado marcada relevancia como forma de manifestación política, como un artivismo que ayuda a tramitar la falta de entendimiento ante el horror, especialmente cuando la memoria histórica oficialista, se construye de manera fragmentada, omitiendo las consecuencias de necropolíticas que han operado como forma de represión social y dominación. La performance aparece como un arte que franquea las barreras de la censura, para poder transmitir memoria a través de su imaginario. Particularmente en Chile tenemos como antecedente la vanguardia de arte durante la censura mediática de la dictadura militar (1973-1990). Allí aparecieron importantes obras de performance como Zonas de dolor de Diamela Eltit, La conquista de América de Las Yeguas del Apocalipsis e Intervención corporal del espacio público de Elías Adasme. Obras que destacan entre muchas otras, donde las corporalidades fueron el telón de denuncia. En Zonas de dolor, la artista encarna, con los brazos quemados y la lectura de su obra Lumpérica, la explotación que ocurría en espacios de comercio sexual, existente debido a la marginalidad, crisis y hambre que se vivía en la época. Limpiando acuclillada con agua y esponja la vereda de un prostíbulo olvidado en la periferia de Santiago.
También en la época se denuncian directamente los crímenes de lesa humanidad —torturas, desapariciones y muertes— que se estaban aplicando como doctrina del shock para reprimir a la población. En La conquista de América, Las Yeguas bailan la cueca solas, símbolo de duelo, juntas, pero con audífonos. Bailan a pies descalzos sobre vidrios de botellas de Coca-Cola ubicados en un mapa de América que se teñía de sangre real. Adasme, por su parte, se cuelga de cabeza semidesnudo, junto a un mapa de Chile en la estación de metro Salvador. Allí representó al pueblo chileno, herido y torturado. Por esta acción casi se lo llevan detenido.
En Latinoamérica, el discurso encarnado (Taylor 2015), es intenso y corporal, como la vida misma, dando cuenta de la violencia histórica que atraviesa a las cuerpas en esta territoria. Siendo la reiteración de un imaginario abyecto, el síntoma que aparece para recordar aquello que fue reprimido y tramitar el dolor psíquico de la memoria fragmentada; el síntoma en común de haber crecido en una cultura prohibitiva y castigadora.
Este síntoma se manifiesta en la praxis de la performance latinoamericana como una suerte de apertura del fuero interno; como una acción que adquiere directa eficacia simbólica, que zamarrea los escenarios sociales e instala en su hacer un cuestionamiento validado por la marcada investidura biográfica que las cuerpas performáticas acarrean. Dando un factor de realidad, que va más allá de la representación escénico-teatral, sino que, al contrario, da cuenta de una construcción profundamente arraigada en la cultura, que atraviesa, de manera estilizada, actos, gestos y significantes discursivos en las cuerpas (Butler, 1990).
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Referencias bibliográficas
¹ Artista de performance chilena. Es licenciada en artes plásticas y psicóloga postitulada en clínica psicoanalítica con especialización en género, formación académica realizada en Santiago, en la Universidad de Chile.
²Fernández, Roberto, Escobar, Marcia. «Performatividad, memoria y conmemoración: la experiencia de la marchaRearme en el Chile post-dictadorial». Forum: Qualitative social research. 2008, vol. 9, n. ° 2, art. 36. Recuperado de <http://www.qualitative-research.net/index.php/fqs/article/view/389/846>
³Alcázar, Josefina. Mujeres, cuerpo y performance en América Latina. Estudios sobre sexualidades en América Latina. Editado por Kathya Araujo y Mercedes Prieto. Quito, FLACSO, 2008.
⁴Luna, Lola. «Entre discursos y significados. Apuntes sobre el discurso feminista en América Latina. La manzana de la discordia», 2007. vol. 2, n. °. pp. 85-98. Seminario Interdisciplinar Mujeres y Sociedad (SIMS), Universidad de Barcelona. Recuperado de: <http://bdigital.unal.edu.co/48215/1/entrediscursosysignificados.pdf>
⁵Butler, Judith. Cuerpos aliados y lucha política: hacia una teoría performativa de la asamblea. Barcelona: Paidós, 2015.
⁶ Pateman, Carole. El contrato sexual. México: Anthropos, 1988.
⁷Tubert, Silvia. Psicoanálisis, feminismo y posmodernismo. 2010. Recuperado el 07 de agosto de 2022, de <https://www.iztacala.unam.mx/errancia/v17/PDFS_1/LITORALES%201%20PSICOANALISIS%20FEMINISMO.pdf>
⁸Taylor, Diana. Estudios de performance. Nueva York: Instituto Hemisférico de Performance y Política, 2011.
⁹El término artivismo proviene del híbrido de arte y activismo. Se trata de una forma de arte reivindicativa y de resistencia que suele ser llevada a cabo por personas o agrupaciones anónimas interesadas en la intención política de sus acciones.
10 Butler, Judith. El género en disputa. Barcelona: Paidós Ibérica, 1990.
¹¹Taylor, Diana. El archivo y el repertorio, La memoria cultural performática en las Américas. Chile: Ediciones Universidad Alberto Hurtado, 2016.
¹² Bey, Hakim. Los pasquines del anarquismo ontológico. 1985. Recuperado de <https://www.lahaine.org/pensamiento/bey_caos.htm>
¹³Goicovic, Igor S.A. La propaganda por los hechos en el movimiento anarquista chileno 1890-1910. Recuperado el 10 de marzo 2019, de < http://www.memoriachilena.gob.cl/602/w3-article-92161.html>
¹⁴FE.AS y L.I.L.A.S. (S.A). Taller de acción feminista. Recuperado el 03 de marzo de 2020, de <http://www.feministas.org/IMG/pdf/20-Taller_de_accion_feminista-FEAS-LILAS.pdf>
¹⁵Ortiz, Ma. Alejandra. Activismo posporno y subversiones normativas en el contexto argentino. 2018. Recuperado de <http://conti.derhuman.jus.gov.ar/2018/03/seminario/mesa_15/ortiz_mesa_15.pdf>
¹⁶Picazo, Luis Claudio, Retamal, Ma. Elena. Irrupción postfeminista en Chile a través de las artes visuales y performance. 2017. Recuperado de: <https://scielo.conicyt.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0718-23762017000200029>
¹⁷The Clinic Online (s. a.). De culto: Entrevista a Hija de Perra & Wincy en revista Fill. Recuperado el 20 de marzo de 2020, de: <https://www.theclinic.cl/2014/08/27/de-culto-entrevista-a-hija-de-perra-wincy-en-revista-fill/>
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Los legados de la eugenesia en la construcción de la belleza en Latinoamérica: una perspectiva interseccional
Texto por R. Sánchez-Rivera
Departamento de Sociología
Universidad de Cambridge
Fotografía S/A
Los preceptos de belleza siempre han sido dominados por ideas y prácticas normalizadoras que revuelven en la colonialidad del poder y constructos de género (Quijano, 2000; Lugones, 2008; 2007; 2010). Asimismo, la belleza tiene que ser analizada por medio de distintos ejes opresivos como, por ejemplo, procesos de racialización, clase, capacidad, gordofobia, entre otros.
Ideas y prácticas de normalización estadística y belleza convergen con la popularización del racismo científico en el siglo XIX (Davis, 2017). Estas ideas llegan y se desarrollan en Latinoamérica para adaptarse, producirse y malearse a su propio contexto (Stepan, 1991). Por ejemplo, luego de la revolución mexicana (en 1921) se crea el concurso ‘La India Bonita’ para cimentar ideas de belleza alrededor de construcciones mestizas sumamente exclusionarias y construir a la mujer indígena como «aceptable» para el mestizaje (Sánchez-Rivera, 2021; Samaniego, 2018; Samano Verdura, 2010; Zavala, 2006; Ruiz, 2001).
El mestizaje como proceso político de finales de siglo XIX y principios del siglo XX se cimenta como un proyecto nacional para homogenizar la «nación» en México así como otros países en Latinoamérica (López Beltrán, 2013). De esta manera la figura del mestizo se convierte casi en un sinónimo a ser mexicano o a la «mexicanidad» (Silva et al 2018). Estas lógicas mestizas (Moreno Figueroa, 2011) que provienen del mito de mezcla entre mujeres indígenas (La Malinche) y el hombre español (Hernán Cortés) tienden a invisibilizar a todos aquellos que caen fuera de estas categorías de cómo el mestizo aceptable se debe ver.
José Vasconcelos, en su libro seminal titulado La raza cósmica (1925), discute el proyecto estético de la nación. Aquí el argumenta que el desarrollo de la raza cósmica pasaría por tres procesos: la colonización, la ciencia, y la estética. En estos procesos, Vasconcelos hace alusión a cómo dentro del proceso estético los individuos no necesitarían de la ciencia para autorregular la reproducción ya que la estética (o quien es considerado bello o no) iba a ser el factor principal para el mejoramiento racial y el advenimiento de la raza cósmica. Dentro de este proyecto estético podemos observar los procesos de racialización del mestizaje, ya que el mestizaje que Vasconcelos creía idóneo tendía a excluir las ‘razas’ ‘amarillas’ y ‘negras’ (utilizando la taxonomía del momento) (Chang, 2017).
En conclusión, el proyecto estético del mestizaje es sumamente excluyente y continúa en el pensar de muchas personas, ya que estas ideas se tradujeron a constructos de pensamiento popular. Por ejemplo, ideas de «mejora de la raza» y de control poblacional aún persisten en el pensamiento colectivo.
En el habla hispana existe una rica discusión en torno a la utilización de la palabra performance como una palabra foránea, que no nos pertenece (Taylor, 2016). En Chile y en países vecinos se escucha mucho la palabra acción como sinónimo de performance. Lo que podemos inferir que proviene justamente de estas acciones ya narradas de la vanguardia tardía, del «arte de acción» que apareció como una forma de resistencia al olvido selectivo. Utilizando además la conjugación accionar como sinónimo de realizar una performance. El arte de acción tiene a su vez componentes de «la acción directa del anarquismo» (Bey, 1985, Goicovic S. A., FE.AS y L.I.L.A.S, S. A.). La acción directa es el método revolucionario más conocido del vocabulario anarquista, que se manifiesta, por ejemplo, en prácticas como la huelga insurreccional y la desobediencia civil, consistente en el levantamiento de huelgas, la ejecución de sabotajes, la destrucción, apropiación y resignificación de los símbolos institucionales que representen a la hegemonía (Goicovic, S. A.).
En el feminismo la acción directa y la desobediencia civil han sido claves para manifestar el malestar ante la falta de representación pública (FE.AS y L.I.L.A.S s. a.), llevando las problemáticas resguardadas en el ámbito de lo privado, a la esfera de lo público, permitiendo ejercer el derecho de aparición a cuerpas que no lo tenían (Butler, 2015). Históricamente, los diversos movimientos por la liberación de la mujer han empleado métodos creativos para despertar la autoconciencia de las cuerpas. Además de las acciones de desobediencia civil y propaganda por el hecho como los encadenamientos de protesta, las marchas y manifestaciones realizadas, por ejemplo, por las sufragistas también se han utilizado en múltiples contextos, procedimientos artísticos, poéticos y conmemorativos (FE.AS y L.I.L.A.S. s. a.). Dichas manifestaciones conllevan en sí mismas una enorme carga simbólica y performática; por ejemplo, la quema de los sujetadores, en donde se toma una prenda ropa como un artefacto que simboliza un discurso de opresión corporal que debe ser destruido.
También aparecieron producciones artísticas relacionadas sobre todo con la cuerpa y la sexualidad, como una forma de entablar soberanía corporal, en las que la cuerpa pasa de ser objeto de deseo y satisfacción de la mirada patriarcal, a ser sujeta de una sexualidad propia. El posporno es un ejemplo, que, como su nombre lo sugiere, es un concepto derivado de la pornografía, pero que se posiciona desde un pensamiento crítico; influenciado por la teoría queer (Butler, 1990), la historia de la sexualidad (Foucault 1976), el manifiesto contrasexual (Preciado, 2002) y movimientos de trabajadoras/es sexuales y feministas pro-sexo (Ortiz, 2018). Las prácticas pospornográficas buscan revelarse ante el relato normativo de la performatividad sexual y el goce, mediante la exhibición de cuerpas usualmente expulsadas de los marcos de inteligibilidad normativa y de los cánones de belleza hegemónicos (Ortiz, 2018).
En Chile durante la primera década de la transición posdictadura aparecieron performances que enunciaban espacios de marginalidad y disidencia sexual feminista. Atendiendo tareas pendientes tales como la igualdad entre los géneros, la visibilización y legitimación de grupos minoritarios de sexo y género en Chile (Cortes, s. a., citado en Picazo y Retamales, 2017). Circunscribiendo lo queer en la escena local, «agresivamente erotizades, cuerpas colizas alejados de la codificación gay, cuerpas provincianas en sus gestos y desconectado de las referencias prestigiosas del arte, eclipsadas con una homosexualidad marginal, lumpen y underground» (Carvajal, Delpiano y Machiavello, 2011, citados en Picazo y Retamal, 2017).
Ejemplo de ello son Hija de Perra, performista y cantautora travesti, fallecida el 2014, quien es una figura recordada y reconocida en su activismo por las disidencias sexuales. En sus performances utilizó recursos del cabaret, además de una estética bizarra y humor hipersexualizado, para lograr instalar una crítica visible a la idiosincrasia conservadora de la sociedad chilena. Además, realizaba charlas y producción teórica sobre discriminación y enfermedades venéreas como el VIH (Revista Fill 2014).
La premisa de liberar la cuerpa y la sexualidad se ha extendido a hacer de nuestras cuerpas y biografías un instrumento de rebelión de las normas sociales opresivas, lo que se ve materializado en las acciones de performance feministas. En particular a mis propias acciones de performance, al igual que muchas otras compañeras y compañeres, también he explorado temáticas autobiográficas y políticas, posicionándome desde una perspectiva crítica y feminista. Trastocando símbolos fálicos y nacionalistas; y problematizando la división de género, las labores domésticas, la maternidad obligatoria y la violencia obstétrica al parir. De esta manera, en mis performance busco rebelarme ante la misoginia general, la pedagogía de la desconfianza entre mujeres, y la competitividad general que el capitalismo impone a nuestras vidas.
La performance política feminista en la actualidad se ha consolidado además como una práctica insurgente que aparece en la esfera pública, como una herramienta de manifestación masiva. Teniendo registro de su paso tanto en la emergente ola feminista originada en el mayo del 2018, donde las estudiantes salieron a marchar encapuchadas y a torso desnudo por las calles del centro cívico de Santiago de Chile (Faride, 2018) en contra de la educación sexista. Como en acciones de performance que ocuparon la calle para resistir y para denunciar la represión estatal durante el estallido social chileno del 2019 (Registro, Contracultural, 2019). Allí destacan acciones como Estado de rebeldía de la Yeguada Latinoamericana, Libertarie de Colectivo Maygara y El violador eres tú de Las Tesis, (Registro, Contracultural, 2019) entre muchas otras, en donde las cuerpas encarnaron la fuerza de la revuelta social y enfrentaron públicamente la violencia y el terrorismo de Estado que ha surgido reeditado como forma de ordenamiento y represión social.
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Vieillir
Texte d'Isabel María Banchero. Photographie par Analía Piscitelli
Il fallait que j'accepte que mon corps ne soit pas immortel, qu'il vieillisse et qu'un jour ce serait fini. Que nous sommes faits de souvenirs et d'oublis ; des envies, des souvenirs, des résidus, des bruits, des chuchotements, des silences, des jours et des nuits, des petites histoires et des détails subtils. […] Et j'ai dû accepter que je ne connaisse rien au temps, qui est un mystère pour moi, et que je ne comprends pas l'éternité. […]
Silvia Schmidt
"Et j'ai dû accepter"
Le processus de vieillissement est constitué d'aspects biologiques, psychologiques, sociologiques, historiques et philosophiques coordonnés et caractérisés par le développement personnel, qui est le catalyseur et l'élément déterminant de chaque vieillesse. Ce n'est pas un temps isolé, mais il s'insère dans le cours de la vie, qui commence dans la gestation et s'élève dans la vieillesse qui rend compte de cet avenir.
Il y a plusieurs aspects qui, déployés, lui donnent la possibilité d'être une meilleure étape loin des préjugés négatifs qui l'accompagnent parfois :
—Le défi ardu et merveilleux de se connaître, de savoir clairement qui je suis et comment je suis ; les possibilités de cet être et l'engagement de rendre ces potentialités actives, sans transactions confortables.
—Le développement de liens de qualité émotionnelle diverse, en prenant soin des plus profonds comme des trésors soutenus et solidaires, à tout prix.
— Respect de soi, fondé sur les réalités de l'être, respect des autres qui le méritent et respect de soi par les autres. Ou, comme le disait Cicéron dans L'Art de vieillir : "Soyez digne de respect et soyez prêt à défendre et à protéger vos droits et à les exercer jusqu'au bout pour endurer dignement la vieillesse avec sérénité, modération et bon sens."
—Soyez toujours prêt à continuer à apprendre tout ce qui perturbe le sentiment et l'intellect, en faisant à chaque instant une expérience qui deviendra la capacité de transformer ce qui a été appris en enseignement.
Il y a un vieillissement douloureux, souffrant, avec des maladies, la solitude, des frustrations historiques, des colères, des rancunes qui produisent un cours désagréable de la vieillesse, non exclusif à cette époque, mais à n'importe quel moment de la vie.
Au-delà des limites logiques de l'âge, à ce stade brille le temps le plus libre, moins demandé, la jouissance des loisirs, le droit de décider fermement avec qui je veux être et comment et ce que je veux faire, sans exigences.
Que de pertes et d'échecs subis et surmontés au fil des duels, que d'accomplissements reconnus et valorisés, que de circonstances difficiles surmontées, et que d'autres heureuses vécues et partagées !
Ainsi, affronter la possibilité certaine et peut-être proche de ne plus être, de la mort, avec sérénité et paix. « La vie, tu ne me dois rien ! (Amado Nervo, "En paix").
Je fais miennes les paroles de Pablo Neruda : « J'avoue que j'ai vécu ». Et je vis.
1
Elizabeth Maria Banquier
Master, Licence de Psychologie. Ancien professeur du Département de santé mentale, Faculté de médecine, Université de Buenos Aires (uba). Conseiller scientifique de la revue Claves / en Psychanalyse et Médecine. Auteur d'articles et coordinateur de conférences scientifiques. Coordonnatrice de groupes de thérapie par les devoirs. Buenos Aires, Argentine.
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Cette envie diabolique de mordre qui m'attrape
Texte : Cristina Lobaiza Estrada. Photographie : Virginia Messie
Je vais au moins connu de ma vie :
Je vais dans mon corps.
HECTOR VIEL TEMPERLEY
hôpital britannique
Ça ne va pas tous les matins que je prends pour aller me promener.
Rituel, chaque matin je me concentre sur la modeste révolte qui consiste à me faire marcher, dans le sens inverse de tous les sens, avec laquelle j'étais attaché à celui qui disait "je", mon corps.
Pas pour de modestes, moins bruyants —toujours constants, jamais discrets— j'entends démêler les fuites auxquelles tôt ou tard et au nom du Bien mon corps a été contraint. Je le fais en politicien conjuré et contre toute envie d'y rester escroqué, car — sournois et personnel — je savais et réalisais que mon désir était programmé dans la clé de la subordination. Parfois au nom de l'amour, d'autres fois au nom du besoin.
Alors, pendant que je marche et parce que la peau de mon brouhaha est poilue, j'extrame ma bouche puissante pour extraire de mon corps une voix qui me rappelle que j'étais déjà né; que j'existe; que je suis propriétaire
Je marche, pagan hossana, vers mon corps, point matelassé.
Ça ne marche pas parce que c'était loin de mon corps, je marche jusqu'au moment où quelque chose d'autre se passe. A l'intérieur de moi, je marche jusqu'à la minute de savoir de quoi était fait le temps quand la distance entre mon "moi" et mon corps était facturée.
Je marche et réfléchis. Je pense que je marche et réfléchis à l'éventail des possibilités d'une rage qui me dit. Je pense à la possibilité d'une rage qui n'est pas convenue à l'avance. Négocié pour y rester, pustulita cathartique qui enregistre à peine. Je pense à une rage, une autre qui ne se calme pas. Je pense à une rage contre mon "moi" dû. En une qui ne s'achève pas ou se consume dans un coup de gueule émancipateur, plus proche de la grogne que de la révolution. Je m'incline devant une rage qui ne capitule pas ancrée dans ma marche comme une touche finale au vieux truc de changer quelque chose pour que rien ne change. Tinsel testiculaire. Mieux que ça.
Je m'inquiète des méchants habituels qui proclament la logique du corps pour les autres. Mandingue de morondaga. Mais je suis plus préoccupé par les bons et c'est pourquoi je ne vais pas marcher dans les cordes de la rage, vers mon corps en solidarité avec les alcôves du possible où il a été installé. J'aimerais sortir et tout casser, mais je m'abstiens car je sais déjà que tout casser c'est très peu. Il faudra couper l'ombre avec un couteau, d'avant en arrière, arrêter l'oreille dans le sens inverse des aiguilles d'une montre et marcher pendant qu'elle brûle d'un nouveau feu.
Dans ce craquement, il y a plus de corps. Des corps et des corps et des corps qui marchent.
Derrière, ensemble, devant il y en a plus. Des centaines. Milliers. Des millions.
Nous marchons. Ou partons-nous ?
Oui, nous partons.
Et nous sommes partis. Parce que notre corps était toujours loin. Pourquoi le vouloir à nous ? Mais la voûte où est entretenu le feu est palatine et il y a un bruit qui ressemble à un fleuve pendant que nous marchons tous. Les tués, les fous, les suradaptés, les divers et les rebelles. Les laids et les beaux, les bons et les méchants, les idiots et les vivants, les gros et les maigres, les vieux et les jeunes, les lâches et les braves, les pauvres et les riches, les putains et les saints. Toutes.
On y va et on y va, je pense. Je pense qu'on marche et qu'on laisse le temps dans la clef de ce qu'espère, dans la clef de beaucoup moins.
C'est pourquoi, quand j'entends ce bruit séminal se répandre dans la marche où nous avons marché pour vouloir trouver le corps à contre-courant du forçage avec lequel l'amour s'est enflammé au nom de la nécessité, il me semble que ce sont là les bons, les bons. Et nous voilà, qui les aimons tant, avec un visage de "Je ne peux pas te croire !", hors de la gueule de tant d'étonnement aspirant.
Et si avant ils forçaient nos corps avec des forçages au nom de l'amour au nom du sens au nom de la nécessité, maintenant il était temps de forcer la marche avec ces mêmes forçages au nom du bien au nom de l'union au nom d'opportunité.
Cela s'est produit, mais cette fois, c'est plus visible.
Ça ne va pas qu'après on commence à sortir tous les matins.
Que ce ne soit pas une chose que nous quittons tant après cela, que la marche soit le marc de café, qu'elle nous lise une lettre du futur, qu'elle capture ce qui est déjà tombé dans des tons de gland pastel.
Entre la salle de bain et la cuisine nous marcherons. Entre le patio et le trottoir nous marcherons. Se promener sur la place. Nous marcherons contre toute tentative de nous piéger. Nous passerons devant chaque attaque de dinosaure et chaque escarmouche progressive. Nous marcherons soutenus dans la colère qui ne finit pas ou se dépense dans la diatribe ou dans le mauvais désir de mordre qu'ils nous attrapent. Nous marcherons vers le corps disloqué des replis qui nous ont pliés au destin, que nous avons souhaité, quand nous avons promis de ne jamais pouvoir, de ne jamais savoir, de désespérer. Nous marcherons vers la vie telle qu'elle est : un signifiant dégoulinant.
Nous quittons la petite étagère à poil de poitrine où ils nous envoient pour la garder.
« Allons-y ! » dis-je.
Inutile de dire : ils ne passeront pas.
Cristina Lobaiza Estrada (Santa Fe, Argentine; 1958)
Poète, psychologue, féministe, plasticienne, militante. Licence en Psychologie, UC, Diplôme d'Honneur, 1982. Vit et travaille à Buenos Aires. Dans sa pratique professionnelle, il s'est consacré à la psychologie clinique, institutionnelle et éducative.
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Photographie et nu : l'art d'être vulnérable
Texte et photographie par Ana Harff
Comment la photographie est devenue plus que simplement faire des images
Je me souviens encore de mes premières séances de nu et d'Ana pleine de doutes, ne sachant pas à quoi s'attendre. Dans ma tête tout était plus simple : « Tu es photographe, tu n'as qu'à être là et prendre des photos ». Mais la pratique était beaucoup plus complexe. Au fil du temps, j'ai compris que représenter quelqu'un impliquait une responsabilité qui allait au-delà de savoir photographier, il s'agissait de savoir être présent, être attentif et surtout s'intéresser véritablement à l'histoire de l'autre.
C'est comme ça que je suis passé, de séance en séance, en ajoutant des photos, des expériences, des histoires. Ils disent que se déshabiller devant la caméra n'est pas seulement un acte physique, c'est aussi un acte de se déshabiller devant l'inconnu et pendant quelques instants se savoir vulnérable et ne pas craindre cette vulnérabilité. Cela peut sembler cliché, mais je le sais très bien, je le ressens avec une vérité intense. Se déshabiller devant l'objectif, c'est pour moi essayer, pendant quelques heures, de faire partie de l'histoire des femmes que j'ai devant mon objectif.
J'ai aussi réalisé l'élément thérapeutique que la photographie m'apportait. Après tant d'années à connaître de nouvelles histoires de femmes et à les écouter, j'ai fini, petit à petit, par rassembler quelques pièces manquantes que j'avais dans ma propre histoire. Pour nous les femmes, il est presque inévitable de ne pas penser à la relation que nous entretenons avec notre corps comme un chapitre à part de notre vie, la plupart du temps ce n'est pas une histoire amicale. Nous souffrons de l'éternelle insatisfaction de rechercher la perfection bienheureuse. Même en sachant que c'est impossible, nous le cherchons toujours.
La photographie m'a forcé, dans une certaine mesure, à affronter mes fantômes de mécontentement envers mon propre corps, ce fantôme qui se présente sous forme de miroir, de peau "en plus", de jambes grasses, de marques, de cellulite. Notre corps est une blessure de guerre. Et la photographie là, à mes côtés, essayant de montrer un nouveau chemin possible, plus doux, plus agréable, un endroit dans l'espace où je sentais que je pouvais m'admirer avec toutes ces marques apparentes.
La photographie, c'est aussi s'inventer un monde à part avec un nouveau regard, me permettant de voir mon corps et d'essayer de raconter une autre histoire, où nos kilos "en trop", notre cellulite, nos marques, ne sont que des marques d'existence et non de souffrance. Un chemin possible de liberté est celui où nous nous aimons vraiment comme nous nous voyons. Et je pense que la photographie peut avoir un grand rôle à jouer dans tout cela.
Anne Harf
Ana Harff est une photographe née à Rio de Janeiro. Il réside actuellement à Buenos Aires. Il étudie l'anthropologie à l'Université de Buenos Aires et, au Brésil, il a étudié la communication sociale à l'Université fédérale de Rio Grande do Norte. Son travail avec la photographie met en perspective le corps comme centre du message, notamment le corps de la femme et sa représentativité. Son travail nous parle des possibilités infinies du nu en tant qu'outil politique et transformateur, ainsi que des histoires derrière ces divers corps. Actuellement, il se consacre à l'enseignement de la photographie analogique, de la photographie de nu, des techniques expérimentales et travaille sur des projets personnels.
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couvre-feu au coucher du soleil
Texte de Céline Schmitt et Ivon Delpratto / Photographie de Mariela Benítez
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1. Dans le cadre de l'état d'urgence sanitaire instauré par le gouvernement français, l'attestation obligatoire est une déclaration sur l'honneur attestant que le déplacement d'une personne physique est justifié pour certaines raisons autorisées (article 3 de l'arrêté du 23 mars 2020 ). sont des motifs autorisés : travail (tant que vous ne pouvez pas télétravailler), achats (dans des locaux autorisés par le gouvernement). consultations médicales (lorsque les dates ne peuvent pas être reportées ou uniquement des patients gravement malades), raisons familiales impérieuses, déplacements courts dans un rayon d'un kilomètre (promenade d'un chien, activité physique individuelle, promenade entre personnes vivant sous le même toit).
Toute personne qui ne porterait pas cette déclaration pourra être sanctionnée d'une amende ou transférée au tribunal correctionnel.
Prolégomènes d'une éclipse.
Écoles, théâtres, cinémas, salles de concert, librairies, médiathèques, restaurants et cafés : tous fermés.
Seuls les supermarchés, les caddies, la culture numérique et pixélisée de chacun devant la lumière vacillante de l' écran continuaient leur vie ordinaire explosive.
"Nous sommes en guerre", dit le gouvernement.
Notre ville de montagne, habituée aux carillons de la tour et au passage d'un petit troupeau de moutons chaque après-midi et matin, entrait aussi dans le rythme global de l'état de santé.
De nouveaux voisins, échappés des grandes villes, ont ouvert les fenêtres de leurs résidences secondaires, télétravaillant et faisant leurs footings solitaires.
Les forêts et les sentiers de montagne étaient interdits, et des coups de chasse venaient faire taire le beuglement des cerfs. Les membres de la FNC (Fédération Nationale des Chasseurs de France) étaient les seuls citoyens français à avoir le privilège de la nature en cas de pandémie.
Nous avons manqué de réunions, ou presque.
C'est en octobre 2020, en plein automne européen outragé, en proie aux affres du premier confinement et aux préparatifs d'une résurgence de l'état d'urgence sanitaire, que nous sommes entrés en contact avec le collectif Freddy Morezon, composé de musiciens de jazz musiciens qui développent un croisement d'esthétiques musicales aventureuses et improvisées. Nous avons eu droit à une ballade musicale à vélo le long de la voie verte , l'ancienne voie ferrée qui reliait Vernajoul à Saint Girons dans le département de l'Ariège. Nous étions un petit entourage familial, six concerts et dégustations à partager en fin de journée.
À ces dates, un vieux piano Steinway, lourd et tant attendu, un héritage familial, est également arrivé chez nous, dans un déménagement retardé par les premières neiges et plus de mille kilomètres de voyage. Un cadeau. Un meuble plein d'histoires, qui sentait le tabac et la sueur des mains.
Premier concert à domicile : Couvre-feu 18h. Attestation obligatoire pour parcourir plus de 10 km.
Invitation par SMS :
« Retrouver le plaisir
de la musique et d'être ensemble
le 20/03 à partir de 15h00
un café-concert à la maison
avec Betty Hovette (piano)
Laurent Paris (percussions)
et Aymeric (trompette);
Jazz dissonant et imprévisible.
Concert au top
Nous apprécions de confirmer votre présence.
Concert sans slogan. A l'entrée, un hall avec un canapé et une table pour supporter les affaires apportées par les convives (une grande variété de dédicaces culinaires). A gauche, une salle étroite sert de coin musical.
L'ensemble de percussions de Laurent joue près du poêle (que nous laissons consommer pour éviter l'étouffement et la détrempe instrumentale occasionnelle). A ses côtés, Aymeric à la trompette, suivi de Betty au piano. Tout autour, chaises et bancs encombrés plus l'escalier qui, illuminé de guirlandes, est aussi la stalle supérieure improvisée.
Nature subversive, convives affamés de voir et de se voir, empêtrés dans la musique, racontez-moi et racontez, étourdissements soutenus, applaudissements. Nous répondons au couvre-feu par la musique, l'altérité et la danse des corps.
A partir de cette rencontre, une succession spontanée de concerts a traversé la maison, comme un rendez-vous attendu de L'inexorable printemps. Des musiciens de niveau à la recherche d'alternatives pour continuer à jouer et des voisins désireux de participer et de partager les nouveautés.
Couvre-feu 21h :
« Deux concerts à venir.
Dimanche 23 à partir de 18h30
Marco Mafiolo (saxophone basse) et Betty Hovette (piano et clavier).
Concert gratuit avec restauration offerte par les musiciens.
Nous apprécions apporter des boissons.
Le samedi 29, apéro-concert avec Sikania,
Musique traditionnelle sicilienne révisée.
Concert au top. Les places étant limitées
Nous vous remercions de confirmer votre présence.
Bisous et à bientôt !"
Duos, trios, quintettes (Andy Bishop, Olympic Pool) dans le petit jardin fleuri.
"J'en ai marre !, J'aime l'art !" (J'en ai marre ! J'adore l'art !).
Nous construisons involontairement, en voulant, un espace intime et intense. Un refuge musical, un simple événement devenu à lui seul un acte politique…
Où est la guerre ?
Dans les rues, les mobilisations ont déployé leurs banderoles blanc sur noir : "Culture en danger ! Théâtre occupé !".
Céline Schmitt
Docteur en Esthétique Audiovisuelle, chargée de cours à l'Université de Toulouse Jean-Jaurès - ENSAV.
En 2006, elle interprète 7 installations avec le poète Serge Pey au Marathon des Mots. Elle lance prochaine dans l'aventure théâtrale avec : Les Ateliers du Spectacle de Jean-Pierre Larroche (2007-2009), Omproduck (2008-2009), les Ombres Portées (2014-2015). De 2013 à 2017, il fait partie de la compagnie L'Immédiat de Camille Boitel, avec qui il découvre le travail scénique et corporel.
Il travaille également à la réalisation de peintures pour le Théâtre du Soleil pour «Les Naufragés du Fol Espoir» (2009) et conçoit_cc781905-5cde-3194-bb3b-1586dba_ycf il a réalisé des décors pour divers entreprises (Les Ptits t'Hommes, Les Lorialets, L'oiseau Bleu, Et Demain, L'Insomnante).
Ivon Delpratto
Dans un premier temps, elle a suivi une formation d'enseignante à l'IPA dans la spécialité Histoire scénographe en 2007.
De 2008 à 2014, elle travaille comme scénographe et éclairagiste pour de nombreuses compagnies de théâtre à Montevideo et fait partie du collectif Efímero Teatral. Au cours de cette étape, il effectue également la coordination technique des salles d'exposition.
Installé en France en 2015, il fonde la compagnie de théâtre Espégéca avec Céline Schmitt. En 2017, il intègre la société
"L'Immédiat" de Camille Boitel.
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De Colombie
Texte de Sair Garcia
« Notre seul ennemi était le diable. Nous savions tout sur le diable, nous en savions plus sur le diable que sur Dieu.
Emma Reyes.
Il faut dire que depuis les années 70 du siècle dernier, les femmes ont eu un rôle plus prédominant dans la scène artistique latino-américaine d'une société machiste et patriarcale à la base. Aujourd'hui, son combat revendique la place qui lui a été enlevée et qui, encore, continue d'être décourageante, si l'on regarde les batailles sans fin qui se génèrent quotidiennement dans le monde. Il semble que les clôtures soient fermées par une escouade masculine qui, selon leurs impositions sociales, continue de les priver des possibilités dont les hommes ont joui tout au long de l'histoire.
A partir de las transformaciones que, en este aspecto, han propiciado estos tiempos , les femmes ont acquis un rôle de premier plan, provoquant des changements d'activisme politique et culturel dans nos pays d'Amérique latine. En Colombie, actuellement, il existe un problème social de taille impériale dû au gouvernement injuste et irresponsable de l'époque, qui a favorisé la participation des femmes de manière impétueuse, exigeant le respect et la dignité en brandissant le drapeau du féminisme dans une société qui exclut , maltraite et opprime, se plaçant en première ligne, dont on parle beaucoup aujourd'hui, menant des manifestations et défendant les jeunes qui revendiquent leurs droits. Ils continuent d'être un symbole de lutte contre les injustes et les malheureux. Dans le contexte du déplacement forcé1, le processus de construction d'une nouvelle carte, dont les conventions sont l'autonomie, l'identité, l'histoire et l'authenticité, est limité. Les itinéraires que la femme et sa famille ont dû parcourir depuis un certain espace et un certain temps, dans le champ, sur le trottoir, de retour à la ferme, sur leur petite terre, sont obscurcis, car ils sont comme des prisonniers mis en fuite, laissant à ne choisir qu'une seule option : "Résistance ou Soumission". Le premier doit être fait avec détachement, il y aura de l'espoir, de la tristesse, de l'illusion et de l'incertitude ; le second représente la douleur, la peur, la résignation, l'ombre de la mort. La décision n'est pas facile, mais il n'y a pas d'issue.
Por esta obligada determinación, se encuentran diseminadas por los pueblos miles de mujeres que , persécutés par la peur, l'angoisse, l'épuisement, la dépression, et accrochés à la vie, ont été contraints au détachement dont ils ont assumé la rupture en marchant et en protestant pour construire un scénario fertile d'idées et de droits, où ils peuvent mener une vie digne, où leur sexe ne les prive pas de privilèges. Si une nouvelle phase s'ajoutait aux étapes déjà connues du féminisme à travers l'histoire, on pourrait dire que ce serait l'exaltation de la diversité culturelle, sociale, religieuse, raciale et sexuelle, s'ajoutant aux acquis déjà connus historiquement comme Ils ont le droit de vote, l'égalité des sexes et l'avortement.
Dans l'art, l'exclusion et la misogynie par qui ont pour bannière les expositions et les collections, où le nombre de participations féminines est immensément réduite, si l'on tient compte du fait que les nouvelles générations d'artistes féminines sont de plus en plus nombreuses. Compte tenu du fossé imminent mais de plus en plus étroit entre les hommes et les femmes, il faut dire que les possibilités de participation du mouvement féministe n'ont pas encore complètement imprégné les fissures sociales, puisque le machisme et le patriarcat rejettent et font taire encore leur lutte, dans certains de nos Pays d'Amérique latine. La conclusion ne découle pas de la thèse.
Il est temps de commencer à normaliser l'inclusion du travail et des actions des femmes dans nos vies, de reconnaître l'immense valeur qu'ils ont dans leurs œuvres d'art, de parier aveuglément comme cela a toujours été fait au masculin, en optant pour de nouveaux gouvernements et adresses, l'inclusion et le respect des discours validés et argumentés dans l'histoire et qui ont coûté tant de vies.
Emma Reyes (Bogotá, 1919 – Bordeaux, 2003) était une artiste plasticienne colombienne.
1. Cf. MARIN RUEDA, Evangelina et autres. Affects et effets de la guerre sur les femmes déplacées. Barrancabermeja : Organisation populaire des femmes, 2004.
Sair García, artiste plasticien né à Barrancabermeja, Colombie, en 1975. Master en Beaux-Arts de l'Université Nationale (2001). Il a été récipiendaire de plusieurs prix nationaux et internationaux. Ses peintures ont transcendé les frontières, atteignant des pays comme Cuba, la Roumanie, la Corée, la France, l'Allemagne, entre autres. Bien que son travail touche à des questions sensibles dans le contexte national, García parvient à les aborder avec subtilité, respect et beauté.
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Iansa
De Danuza Meneghello. Florianopolis. Brésil
Photo: Mariela Benítez
J'ai été éduqué pour décorer et dessiner.
J'étais étudiant pendant le régime civilo-militaire au Brésil. Je suis né avec lui. 1964. Le 11 avril.
Mon père n'était pas dans la maternité. Minha mãe, Maria, foi sozinha. Il a été écartelé.
Elle raconte qu'au moment de l'accouchement, dans la salle, on parlait de la situation politique, de l'armée dans la rue, des conflits et des incertitudes. Et pendant la conversation, elle doit donner ou alerter : a criança tá saindo !
Je suis né vite. Ils m'ont frappé, je ne savais pas.
Et j'ai continué assim pela life, impatient, voulant comprendre les conversations, les réalités, les silences, « volant comme tranças ou desgadeiada », comme dirait mon pai.
On m'a appris à ne pas savoir.
J'ai décoré taboo, très mal, je l'avoue. Decorei ou nom des rivières, des relais et des climats (plus I apaixonei pela géographie bem depois). J'ai décoré ceci est une table, et je connais fondamentalement l'anglais. Avec difficulté décorer ou traverser les courses, à une telle miscigenação, et aucun via sens naquilo naquilo. Decorei comme conjugações ea tableau périodique.
J'ai décoré. J'ai décoré. J'ai décoré.
À l'école, j'ai appris la morale et le civisme, la religion (je n'aimais que chanter) et j'ai fait des compétitions d'éducation physique. Comme meninas cozinhavam, bordavam, pintavam e os meninos batiam martelos e serravam tábuas. Alias, pour que je sois né en courant, était quelque chose qui semblait être plus intéressant.
Mais quelque chose ne va pas.
Je pense que nous foram os livros. Não queimaram ou assez. À la maison, même moi pai sendo milico, lia beaucoup. Chose qui lui posait problème à l'intérieur de la caserne. Plusieurs fois, il a été arrêté parce qu'il se méfiait d'être un communiste. Quand il m'a parlé de ces événements, il a ri : « Es-tu communiste ?
Il a chez lui toutes sortes de livres : fables du monde intérieur, encyclopédies, philosophie, romans brésiliens et étrangers. Devorava.
Foram os livros certainement.
Découvrez l'école, freiras, la bibliothèque. Il est devenu un espace de visites fréquentes. Lisez tous les auteurs brésiliens les plus célèbres. Entre ses paroles je découvrais d'autres Brasis. Journées de personnes très diverses que je décore tinham feito. Des hommes et des femmes noirs, des peuples autochtones, si nombreux et si divers que je ne serais jamais capable de vous nommer tous. Les gens de Povo. Femmes injustifiées. Miséraveis.
Les livres me disent des choses qui ne se taisent pas à l'école et à la maison, pas du tout.
Les livres trouxeram à la claire lumière du savoir et fizeram jaillissent de la mémoire. Et comme questions.
Foram os livros. Et je suis allé dans la rue. Et je suis allé à la musique, que les disques vinyles cheveux chegava.
Enfant, j'étais une domestique de six ans, je suis devenue guria da cidade. Et je me suis rendu compte que lorsqu'ils voulaient m'enfermer chez moi c'était exactement le moment où je devais partir.
La rue est la meilleure école. A estrada é boa master e dá lição trueeira.
A Florianopolis, dans ses rues, j'ai appris et j'apprends.
J'ai appris que « o povo united » est menacé et doit être ajouré. J'ai appris que lorsqu'il vient à la cavalaria « ou pau vai quebrar no lombo do trabalhador ». Na rua soube deux disparus, deux torturés, deux noyés, deux assassinés. J'ai appris que les dictateurs quand ils descendent de leurs saccades et vont marcher pas avec la population, ils sont prêts à courir. Du haut d'un arbre de la Praça XV, j'ai vu l'un d'eux, en novembre 1979, recevoir la lição que la liberté est seiva que même sur la torture et la répression brise les murs et revient pour germer. Toujours.
Na rua me fiz mulher. J'ai fiz vento. Pressé de participer, de parler, de questionner, d'écrire.
Nestes temps de peste, ton mouvement me manque, ton burburinho, tes cores et cheiros. Dans la rue ou trouvé il arrive et résistance politique et possibilité d'action.
Fomos éduqué pour décorer et dessiner.
A la mort de quatre cent cinquante mille Brésiliens, en mai 2021, ce n'est pas suffisant pour réveiller une partie de la population de ce pays. Pedem a volta da ditadura, donne la monarchie, fais l'empire. Pedem a limpeza do Brasil.
Nous sommes, encore, éduqués pour décorer et dessiner.
Fazem leis, décrets escrevem, mentem, iludem e proíbem. L'État brésilien, maintenant, avec l'usage de la violence, parfois explicite, parfois voilée, tue, torture, opprime et se cache. Insister sur l'oubli, ne pas scheciment et ne pas pardonner aux hypocrites.
Mais nous inventons des vers, des verbes et des façons de rester attentifs et forts. Faisons bluffer la mémoire contre les gags de l'esprit et des voix.
Et nous cultivons un raiva, digne, et assim ou reste seulement fructueux de rébellion.
Et nous n'oublierons jamais, nous n'oublierons jamais. Jamais.
Photo: Mariela Benítez
Danuza Meneghello . Le sept mai deux mille vingt. Dix heures et vingt et quatre minutes. le vent du sud
Capoeirista et professeur de géographie à l'Université fédérale de Santa Catarina Colégio de Aplicação